Opinión

Diez bananas

EL FÚTBOL es un reflejo de la vida y hay aspectos mejorables. Por ejemplo, la falta de transparencia en algunos fichajes, con intereses económicos difíciles de justificar, las sospechas de corrupción, alimentadas por las casas de apuestas, o el juego sucio y la falta de deportividad. Pero siendo graves estos problemas hay uno que ensombrece a los demás: el racismo. España no es ajena a ello, pero en Italia la cosa se fue de madre. Varios jugadores lo han denunciado últimamente. Y se encontraron con reproches de su hinchada o incluso de sus propios compañeros de equipo. El colmo llegó en un programa de la tele cuando un periodista dijo que la única forma de parar al interista Lukaku era "dándole diez bananas". ¿Acaso alguien piensa que políticos como Salvini surgen por generación espontánea? Está claro que hay gente que piensa como él y por ello lo votan. Por cierto, el periodista anteriormente citado acabó siendo despedido.

Todo lo malo siempre se copia

También hay racismo en el fútbol femenino. Y fuera del estadio. Ludmila, brasileña del Atlético de Madrid, subió un vídeo en el que denuncia que un vigilante la persigue siempre que va al súper. Dice que el color de su piel le infunde sospechas.

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