Paula López: "Camioneros y obreros comen el menú en sus coches"

La hostelería vilalbesa, es la única de la provincia en la que seguirá sin poder consumirse en el interior
Paula López, preparando dos menús del día para llevar. M. ROCA
photo_camera Paula López, preparando dos menús del día para llevar. M. ROCA

Si hay algo que mantiene a flote, incluso en las circunstancias más complicadas, a la hostelería esos son sus clientes más fieles. Por eso no hay cierres o restricciones que acaben con ese vínculo, por el que los hosteleros luchan cada día.

Esa lucha es todavía difícil en Vilalba, único concello de la provincia de Lugo que sigue en el nivel máximo de alerta y con las restricciones más duras, aún incluso en la recién anunciada desescalada, ya que el consumo en el interior de los locales seguirá sin estar permitido —sí en las terrazas, al 50% hasta las 17.00 horas—.

Por eso, hay establecimientos como locales en los que su única opción para tratar de salir adelante es encomendarse a esa clientela de siempre y preparar comida para llevar, como en el restaurante Naseiro, de Santaballa.

Aquí, por semana, cada día reparten entre 20 y 25 menús del día —que cambian cada jornada y publican en su perfil de Facebook y mandan por WhatsApp— a gente "que venía habitualmente a comer", explica Paula López, mientras entrega un menú a uno de esos comensales de siempre, un camionero que comerá en su vehículo, como otros que ya lo están haciendo en el aparcamiento.

Las restricciones solo en la hostelería no creo que arreglen mucho y esto anímicamente empieza a hacer mella

"Vienen principalmente trabajadores, obreros y camioneros, que cogen el menú y lo comen en sus furgonetas y camiones", relata Paula, al tiempo que reconoce que duda en montar la terraza. "Igual ponemos un par de mesas por si alguien prefiere comer ahí más cómodo, pero con el tiempo que dan no creo que sea la solución". 

En este sentido, cree que la mayoría de los hosteleros vilalbeses no se van a plantear abrir sus terrazas porque "hay pocos bares que tengan una que la puedan trabajar bien y les compense". 

Los fines de semana venden churrasco o paella para comer en casa, "pero poco, porque la gente no se puede juntar" y también tienen clientes que, para comprar el número de la casa de la lotería de Navidad, se llevan un café.

Mientras las restricciones en la hostelería continúan, con medidas con las que "no creo que se arregle gran cosa", y la situación "empieza a hacer mella anímicamente porque parece que ya no tiene fin", los hosteleros seguirán al pie del cañón hasta donde les dejen. "Lo hacemos porque hay clientes que llevan toda la vida con nosotros y ya que están ahí, nosotros estar también", dice Paula.

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