Una venta programada

La salida de Dani Escriche por un cantidad cercana  a un millón de euros no es novedad en el Lugo, ya que los traspasos de futbolistas se repiten cada verano desde la llegada de Saqués

Dani Escriche pelea un balón con un jugador del Huesca en el Ángel Carro. J. VÁZQUEZ
photo_camera Dani Escriche pelea un balón con un jugador del Huesca en el Ángel Carro. J. VÁZQUEZ

Una venta cada verano para mejorar la economía, afrontar el mercado con un poco más de músculo y aumentar un límite salarial implacable con los clubes que cuentan con menos recursos en la categoría de plata. Ese ha sido parte del plan que maneja el Lugo desde hace tres años y que vuelve a surgir con el traspaso de Dani Escriche al Huesca. La salida del joven punta de Burriana dejará en caja una cantidad más cercana al millón de euros que a los 500.000, lo que permitirá a los rojiblancos afrontar las incorporaciones que restan -tres o cuatro según Emilio Viqueira- con más tranquilidad.

El negocio realizado con el punta castellonense, que firmará cuatro años con los aragoneses y pasará cedido el primero en el Ángel Carro, parece óptimo en la ciudad amurallada. Se ingresa una buena cantidad de dinero y se mantiene al futbolista en nómina, aún siendo a préstamo.

El paso de Emilio de Dios por la dirección deportivo generó casi dos millones de euros

El montante total, que podría alcanzar las cifras de la venta de Marcelo Djaló, permitirá al Lugo mejorar un límite menor que los 5,3 del año pasado debido a la peor clasificación en Liga y a la ausencia de ingresos por traspasos hasta esta semana, que cambió con el citado traspaso de Escriche.

Ingresar dinero por ventas es una cuestión importante, ya que exceder la cantidad asignada por la Liga en el límite puede suponer desde una multa económica -de hasta un 15% del propio límite- o que el organismo rector del fútbol profesional español impida inscribir a nuevos jugadores.

Vender futbolistas no es novedad en el Lugo del actual presidente, Tino Saqués. A excepción de su primer verano al mando del club, el de 2015, a partir de ahí siempre ha traspasado a algún jugador en los mercados. Comenzó en julio de 2016 con la venta de Álvaro Lemos al Celta por 500.000 euros, siguió la salida de Pedraza al Leeds en enero de 2017 por 200.000, se completó con los 800.000 obtenidos por el traspaso de Marcelo Djaló al Fulham en junio de 2017 y finalizó con la de Ignasi Miquel al Málaga por 350.000 euros en enero de 2018 antes que la de Escriche, casi cercana al millón de euros.

El papel de los directores deportivos fue importante para el balance económico lucense, ya que su acierto en la incorporación de futbolistas ha sido clave. Así, el que ha dejado más dinero gracias a su gestión fue Emilio de Dios. Con él llegaron Pedraza, Djaló, Ignasi Miquel y el propio Escriche, que supusieron más de dos millones en ventas entre todos. Toni Otero firmó a Lemos e incluso participó y ayudó -por su buena relación con el presidente del Celta, Carlos Mouriño- en su venta por medio millón, aún a pesar de estar fuera del club. Por su parte, Víctor Moreno dejó la renovación de Ignasi y su traspaso al Málaga, así como la indemnización desconocida del técnico Francisco Rodríguez a las arcas lucenses.

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