Un trabajador de récord

Para el sarriano Antonino Pombo López la empresa Cristo Galicia es comparable a su casa. Comenzó en este negocio del sector de la alimentación siendo solo un niño y allí continúa en activo casi 60 años después. La clave: disfrutar con lo que hace
Antonio Pombo (en el centro), junto a Eloy García y Chus González, segunda generación de Cristo Galicia. VILA
photo_camera Antonio Pombo (en el centro), junto a Eloy García y Chus González, segunda generación de Cristo Galicia. VILA

La antigüedad en el trabajo de Antonino Pombo alcanza cifras de récord. A sus 66 años de edad lleva toda una vida en la empresa sarriana Cristo Galicia, a la que llegó de niño y de la cual ya nunca separaría su camino. Durante casi seis décadas ocupó diversos puestos y vivió en primera persona los cambios que experimentó el sector de la alimentación, donde ha forjado unos vínculos que van mucho más allá de lo laboral.

Antonino Pombo nació en el lugar de Fontela, en la parroquia de San Salvador de A Pena, donde se crió con su abuela y un tío. A raíz del fallecimiento de la mujer, se produjo su traslado a Sarria. Tenía unos 9 años cuando fue acogido en la vivienda de Severino García y Áurea López, en la Casa da Barbeira, en el número 97 de lo que entonces todavía era Rúa Maior. En esta misma zona el matrimonio tenía una tienda de alimentación, fundada en 1950 y conocida como Cristo, nombre que tomó de la casa natal de Severino, en el vecino concello de O Incio.

El pequeño Antonino pasó a ser "un máis da familia". "Para os efectos eran meus pais", explica con palabras que dejan traducir gran agradecimiento a "unha xente moi boa". De niño acudía al colegio en las escuelas públicas y ayudaba en el negocio familiar que, según dice, "xa se diferenciaba doutros" porque tenía conservas especiales. "Era unha tenda de referencia; o que quixera comprar determinadas cousas en Sarria tiña que ir ó Cristo", asegura.

"Cando empecei era xa unha tenda de referencia en Sarria; o que quixera comprar determinadas cousas tiña que ir ó Cristo"

De aquellos inicios recuerda que la gran mayoría de los productos llegaban al comercio a granel. Las galletas, como las de la fábrica sarriana Barreal, se presentaban en cajas de 2,5 kilos, el azúcar en sacos de 50, el aceite en bidones y el atún o los pimientos en envases de grandes dimensiones.

Antonino Pombo no puede precisar con exactitud cuántos años tenía cuando dio aquellos primeros pasos en el mundo de la alimentación, pero sí sabe que fue a muy corta edad. Así lo atestigua la anécdota ocurrida un día en el cual quedó encerrado en la vivienda por error y, en la inocencia propia de un niño, confundió unos maniquíes con personas a los que solicitó a gritos que le ayudasen, enojado por no obtener respuesta a su petición de ayuda.

DIEGO PAZOS. Con el paso de los años la tienda Cristo fue creciend­o y se trasladó a la calle Diego Pazos, donde Antonino Pombo continuó viviendo con la familia hasta que contrajo matrimonio, al tiempo que seguía trabajando en la empresa, que en aquel momento ya tenía distribución de bebidas.

El sarriano despachó en caja y pasó por frutería y carnicería hasta que, en 1971, con motivo del servicio militar del repartidor Manuel Villanueva, comenzó a asumir tal tarea, que ejerció hasta 1990.

Hace ya unos años, al cumplirse medio siglo en la empresa, organizaron una comida sorpresa en su honor a la que acudieron cerca de un centenar de personas

A partir de ese momento, pasó a ser comercial de Cristo Galicia, de distribución de alimentación y bebidas, labor en la que continúa en activo, desde el año 2001 en las instalaciones de la empresa en el polígono de San Xulián da Veiga, donde sus conocimientos -es todo un experto en la venta, entre otros productos, de cestas de Navidad- sirven de formación para los nuevos comerciales que se incorporan a la plantilla.

Durante tan dilatada trayectoria, ha cosechando amistades y se ha ganado la confianza de muchos clientes que incluso le dejan la comida preparada o la llave debajo de la puerta, tal y como apuntan Eloy García y Chus González, segunda generación de la empresa, para quienes Antonino Pombo representa uno más de la familia.

En todo este tiempo también ha vivido las transformaciones en el sector, donde el cliente es cada vez "más esixente" y la competencia mayor. "Nós somos competitivos porque temos unha empresa forte e consolidada, cunhas 4.000 referencias de produtos e un surtido moi amplo en conservas e viños", afirma, tirando de oficio.

Hace ya unos años, al cumplirse medio siglo en la empresa, organizaron una comida sorpresa en su honor a la que acudieron cerca de un centenar de personas, entre propietarios, compañeros y clientes. Hoy por hoy son ya unos 57 años de ejercicio y, aunque podría estar jubilado, de momento prefiere mantenerse en activo porque, según asegura, disfruta con lo que hace. "A min sempre me gustou o meu traballo. Entretéñome e vivo isto", resume.

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