Plan guay para aprender

Estudiantes de Formación do Profesorado se ponen al servicio de profesores del Illa Verde para mejorar competencias de los alumnos
Participantes en los talleres que se llevan a cabo en el colegio Illa Verde con colaboración de alumnos de Profesorado
photo_camera Participantes en los talleres que se llevan a cabo en el colegio Illa Verde con colaboración de alumnos de Profesorado

A Veva -"con dos uves", como matiza ella-, las profesoras que han ido estos días a su clase de tercero A en el colegio Illa Verde le parecen estupendas. "Son jóvenes y guapas", dice la pequeña, de unos siete años, que está encantada con las visitas que estos estudiantes de cuarto curso del grado en Mestre de Educación Primaria, especialidad Audición e Linguaxe, han estado haciendo a su colegio la semana pasada y esta.

Las visitas se enmarcan en un programa de aprendizaje-servicio que se lleva a cabo en un par de asignaturas de cuarto curso y para el que todos los miembros de la comunidad educativa tienen palabras de halago, sobre todo los niños. Son actividades "divertidísimas", según dicen Ángel, Paula y Mateo, compañeros de Veva en uno de los grupos de aprendizaje que se han formado en su aula, cuando se les pregunta qué les parecen las cosas que hacen. Es un sistema "guay para aprender", vuelve a insistir Veva. "Con un profesor aprendimos lo importantes que son los puntos y las comas", dice Ángel muy serio.

El entusiasmo lo comparte también Ana López, tutora de tercero A. "Es un lujo contar con un profesor de prácticas cada cuatro alumnos", dice. Al otro lado de la cadena de enseñanza, la satisfacción no es menor: "Es un privilegio para los alumnos de Formación do Profesorado poner en práctica lo que aprenden en un entorno real", señala María José Fiuza, la profesora del departamento de Psicoloxía Evolutiva e da Educación de la USC que ha puesto en marcha esta iniciativa.

Eso mismo lo confirma Alba López, una de las estudiantes que participa en este programa. "Poder hacer un trabajo para una asignatura y que sirva para alguien es mucho más productivo y mucho mejor que hacerlo para que quede en el despacho del profesor", indica.

La propuesta partió de la facultad de Formación do Profesorado y el colegio aceptó sin reticencias. "Es un centro abierto, dinámico, con amplias miras. No todo el mundo está dispuesto a abrir el aula de este modo", indica Fiuza. Al principio, la colaboración iba a ser más reducida, pero empezaron en el primer cuatrimestre -dentro de la materia Tratamento e Intervención Psicoeducativa nos Problemas de Linguaxe- y, ante el éxito de la iniciativa, se le dio continuidad en el segundo cuatrimestre, dentro de la asignatura Detección e Avaliación de Problemas de Linguaxe na Infancia.

ORIGEN. Inicialmente, la iniciativa comenzó en segundo, pero a petición de los propios profesores del centro se fue extendiendo a primero, tercero y cuarto de primaria. En estos dos últimos cursos, además, hay alumnos con necesidades educativas especiales para los que los futuros profesores elaboraron material específico después de recibir indicaciones de los profesores de Pedagogía Terapéutica sobre la situación concreta de cada caso.

"El profesorado respondió masivamente porque resulta novedoso, innovador, es un soplo de aire nuevo", señala María José Castro Girona, jefa de estudios del Illa Verde, que asegura que "el resultado fue muy satisfactorio y gratificante" y están ya pensando en continuar en cursos próximos, "adaptándolo más porque este año se abarcó mucho", apunta.

Se refiere Castro Girona a que una vez visto el funcionamiento del programa, otros docentes se fueron apuntando y solicitando colaboraciones de los alumnos de Profesorado. Pero el entusiasmo fue también ampliamente correspondido entre los universitarios. "Nos costó coordinarlos porque todos querían estar en todas las actividades", explica María José Fiuza, quien asegura que en realidad, tanto con ocho años como con veinte "el aprendizaje haciendo cosas es más significativo y motivador, más creativo". En la primera asignatura eran 22 alumnos y, en la segunda, 20.

Este curso se trabajó la competencia lingüística por decisión del profesorado, que eligió "a la carta". En función de sus demandas, los estudiantes prepararon para el grueso de los alumnos talleres relacionados con la competencia lingüística, especialmente con el estímulo de la práctica lectora, prestando atención a la conciencia fonológica y el procesamiento sintáctico y semántico, todo de una forma lúdica, con juegos como el pasapalabra, el memory o el bingo de palabras, entre otros.

Para alumnos con necesidades especiales y con trastorno del espectro autista elaboraron materiales más manipulativos. Esa aportación resulta inestimable para los profesores que tienen algún caso en sus aulas, porque son niños "que necesitan mucho material y para una tutora con 25 alumnos niños a su cargo es complicado elaborarlo", apunta María José Castro Girona. Además, el material elaborado en este programa se donará al centro, por lo que su huella será todavía más duradera.