SI POR un lado se entiende la desazón del deportivismo, que no acaba de asumir ni de entender que su equipo baje (si los despachos no lo salvan) a Segunda B, por otro, sus excesivas reacciones para no perder la categoría rayan el superhartazgo y el coñazo, empezando por su enfurecido entrenador. Si Fernando Vázquez hubiese descargado tanta adrenalina en el campo, no necesitaría extenuarse ahora. El Deportivo, algo que olvidan, no alcanzó la puntuación para seguir, al margen de si gana o no hubiese ganado el partido que le falta por disputar, y por eso es ilógico que se quiera tachar de injusta la pérdida de categoría. El historial del Superdépor no ha de servir de salvoconducto para borrar el batacazo. Si lo mismo le hubiese sucedido al CD Lugo, ¿creen que alguien habría dado un paso para alcanzar lo que se intenta con los coruñeses? No. Si Tebas acaba cediendo a presiones, Federación incluida, para ampliar la Segunda a 24 equipos, con la inclusión de Dépor y Numancia, sería un mal precedente. ¿Por qué no salvar también a Rácing y Extremadura? ¿O son de diferente pelambre? El caso es que, a más equipos menos dinero a repartir por derechos televisivos. Veremos cómo acaba el show, pero no tiene muy buena pinta.
