Saturnino Valladares: "Brasil está lejos de tener los medios de España y la ola será mucho peor"

Fue a Brasil a enseñar literatura y poesía españolas, pero lo que trata de transmitir ahora a los brasileños es una lección mucho más prosaica: la letalidad del Covid-19. El profesor lucense Saturnino Valladares cuenta cómo está viviendo la pandemia desde su confinamiento en Manaos

La pandemia de Covid-19 le ha pillado en uno de los países donde las autoridades están actuando con mayor irresponsabilidad, Brasil. El lucense Saturnino Valladares está allí coordinando el curso de Letras, Lengua y Literatura Española de la Universidad Federal del Amazonas, la más importante de este estado del norte brasileño, situada en Manaos. Así esta viviendo este lucense la mayor crisis sanitaria mundial que se recuerda desde el país presidido por Bolsonaro, que hasta hace unos días negaba incluso la gravedad de la enfermedad.

Generated by  IJG JPEG LibraryGenerated by  IJG JPEG LibraryGenerated by  IJG JPEG LibraryGenerated by  IJG JPEG LibrarySe encuentra en un país en el que el Gobierno no se tomó en serio la amenaza. ¿La sociedad está siendo más consciente que sus representantes?
Sí, este es el caso de Brasil. En un primer momento, el presidente negó la existencia de la enfermedad y, cuando ya no fue posible, la convirtió en una "gripecita" o un "resfriadito". Él afirma que morirán muchas personas, pero que la economía del país no debe parar por eso. Primero, la economía, después la vida. Terrible. Afortunadamente, hay personas conscientes, como alcaldes y rectores universitarios, que declararon el estado de alarma. Bolsonaro está indignado con esta situación y pide públicamente que los trabajadores vuelvan a sus puestos y los alumnos a las clases. El 30 de marzo, por ejemplo, convocó una manifestación nacional para que cesase el estado de alarma. Una jueza la declaró ilegal. En todo caso, las declaraciones del Gobierno están provocando que una parte de la población no se tome en serio la epidemia.

¿Cómo se está viviendo la situación en el país? ¿Hay temor, hay confianza, la gente inició el acopio de alimentos?
Lógicamente, hay mucho temor. Las situaciones de Italia, España y el resto del mundo son preocupantes. De todos modos, los supermercados están bien abastecidos. Las compras son mayores ahora, algo que es normal porque las familias intentan salir de casa lo menos posible. En Manaos, hoy hay pocos muertos por coronavirus, pero se calcula que habrá varios miles. El miedo aumentará.

¿Cómo es la sanidad? ¿Hay un buen sistema público, hay que tener seguro privado?
La sanidad es un poco precaria. El sistema público presenta muchas deficiencias de espacio y de personal capacitado. Bolsonaro eliminó muchos puestos públicos, expulsó a miles de médicos cubanos y desmontó considerablemente el SUS (Sistema Único de Saúde), al retirar 9 billones de reales del financiamiento anual. El seguro privado es un poco mejor. Leí que Manaos está preparada para atender a 500 UCI. Los peores cálculos señalan que 20.000 personas deberán ser internadas en los próximos meses.

¿Está lista la sanidad para una ola de contagios o faltan medios?
No, de ningún modo está lista. Brasil está muy lejos de los medios que hay en España. Aquí será mucho peor.

Muchas personas defienden el fin del confinamiento; dicen que si no las mata el coronavirus lo hará el hambre

¿Qué medidas se han tomado hasta ahora? ¿Funciona el distanciamiento social?
Como comenté, se declaró el estado de alarma. Las supuestas medidas tomadas son similares a las españolas. Sin embargo, hay dos grupos poblacionales enfrentados: los conscientes que toman las medidas y los inconscientes que siguen a Bolsonaro y no creen en el distanciamiento social. En Brasil han muerto 200 personas, pero todo indica que este número aumentará considerablemente en las próximas semanas.

¿Hay previsiones sobre el impacto económico que pueda causar?
El impacto será enorme, tanto para los empresarios como para millones de personas que viven de lo que venden cada día en la calle. Algunas de estas últimas, que defienden el fin del confinamiento, dicen que si no las mata el coronavirus lo hará el hambre.

¿Cómo es su trabajo ahora? ¿Cerraron ya las universidades?
Mi universidad cerró hace dos semanas. Como soy el coordinador del curso, tengo bastante trabajo administrativo, que hago desde casa. El calendario académico fue cancelado. Aprovecho este tiempo para leer y para terminar de escribir un par de libros y de artículos que tenía pendientes.

¿Se plantea volver?
Solo en diciembre, cuando tengo vacaciones. Volver a Lugo con mi familia es lo que más deseo.

¿Ha cambiado mucho la vida cotidiana?
Sí, en mi caso salgo de casa cada cuatro o cinco días para ir al supermercado. El resto del tiempo lo paso entre mis libros, mi ordenador y conversaciones con la familia y los amigos. Intento hacer una lectura positiva de esta situación y sentirme afortunado por disponer de tanto tiempo para dedicarme a la literatura, aunque a veces no es fácil.