La subasta de Adai bate récord de venta de una novilla por 3.650 euros

El precio medio de las hembras superó el de la pasada edición
 
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photo_camera Momento de la subasta. VICTORIA RODRÍGUEZ

La edición de este año de la subasta nacional de raza rubia gallega de Acruga en Adai será recordada sin duda por el Covid-19, pero también lo hará por ser la puja en la que se batió el récord del precio pagado por una novilla de raza rubia, que sábado alcanzó en O Corgo los 3.650, superando los 3.550 euros que ostentaba la subasta de Pedrafita do Cebreiro.

Los elevados precios fueron la tónica habitual en gran parte de las pujas de las 18 hembras subastadas; de hecho, en ocho se pagaron por encima de 2.300 euros, lo que a la larga arrojó un precio medio para las hembras de 2.313 euros, muy por encima de los 2.200 de la pasada edición de la subasta de Adai.

Al margen de las buenas cotizaciones, el resto de cifras que resumen la subasta nacional de este año en Adai son bastante similares a las de la pasada edición. Cerca de sesenta tarjetas de compradores de Galicia y alguno de fuera de la comunidad; y la adjudicación de los 23 animales presentados a la puja, salvo la subasta de un toro de un particular que quedó desierto.

Las once novillas del centro de recría de la Granja Gayoso Castro, dependiente de la Diputación, se adjudicaron todas y a precios muy por encima de los 1.900 de salida, al igual que los siete ejemplares presentados por distintos ganaderos lucenses, socios de Acruga.

El presidente de Acruga, César Dorado, se mostró muy satisfecho de los resultados al final de la subasta, comentando que "aínda que é unha edición atípica polo coronavirus, tamén é a primeira poxa do ano, e os bos resultados confirman que hai moita demanda", indicó.

El récord se lo llevó Roberto Quiroga, el ganadero con explotación familiar en Pantón para el que la subasta de Adai fue la primera. "Algunha vez asistín a poxas para comprar, pero esta é a primeira vez que estou como vendedor. Eu sabía que podía alcanzar un prezo alto, porque é un exemplar de moita calidade". Sobre el secreto de la calidad de sus animales, Roberto Quiroga resta importancia y únicamente señala que "cómpre ter moi en conta unha boa seleción xenética, e moito agarimo e coidado". Todo esto sirvió para que su novilla de 27 meses de edad, preñada de unos cinco meses, con una categoría de "muy buena" en el libro genealógico y una puntuación morfológica de 78 puntos se adjudicara en esos 3.650 euros a un ganadero con explotación en Lalín.

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