Perfil | De Tetuán a Moncloa: un nuevo capítulo de resistencia del presidente

Pedro Sánchez, en mayo de 2019. ARCHIVO
photo_camera Pedro Sánchez, en mayo de 2019. ARCHIVO

Ha tardado 254 días —los que lleva en funciones desde los comicios de abril— y le ha costado caro, con un Gobierno de coalición con Podemos del que antes renegaba y un acuerdo con ERC. Pero al final, Pedro Sánchez ha conseguido lo que quería y se queda en la Moncloa, tras haber sido investido por el Congreso, por un margen muy ajustado, presidente del Gobierno.

De nuevo la resistencia, esa de la que tanto presume y con la que tituló sus memorias (Manual de resistencia), le ha traído hasta aquí. Aunque esta vez haya venido acompañada de todo tipo de vaivenes, con negociaciones frustradas y elecciones repetidas, y de más de una renuncia, empezando por la de gobernar en solitario. 

Secretario general del PSOE tras ganar las primarias del partido en dos ocasiones —la primera en 2014 y la segunda en 2017 con un regreso triunfal después de dimitir por negarse a facilitar la investidura de Mariano Rajoy—, candidato a la Presidencia del Gobierno en cuatro elecciones y el único presidente de la democracia que accedía al cargo tras una moción de censura. Una carrera fulgurante que le ha llevado hasta este momento en el que logra por fin, tras dos investiduras fallidas —en 2016 y el verano pasado—, que el Congreso le haga presidente por la vía ordinaria.

Así es que Sánchez llega a este punto tras atravesar etapas de altos y bajos en su vida política. Aunque el evento que marca su historia reciente es la moción de censura de junio de 2018 que terminó con la presidencia de Mariano Rajoy. El mandato duró poco, porque apenas unos meses después —tras no conseguir sacar adelante los presupuestos— convocó las elecciones del 28 de abril de 2019, en las que el PSOE fue el partido más votado. Sin embargo, no consiguió la investidura y formar Gobierno.

Con la cuestión catalana, la crisis migratoria y la exhumación de Franco como asuntos candentes, se llegó a unas segundas elecciones el 10 de noviembre. En ellas el líder socialista volvió a erigirse como el político más votado e inició negociaciones para arribar al punto en el que ha llegado este martes.

El papel de cenicienta encarnado por Sánchez colma una trayectoria profesional en la que alternó su dedicación a la política, primero como concejal y luego como parlamentario y líder socialista, con su actividad de docente y economista.

Con el felipismo en horas bajas, Sánchez se revolvió ante la posibilidad de que ganara la derecha y en 1993 dio el paso de afiliarse en la agrupación socialista del barrio

"Podría ser el primer presidente del Gobierno que ha sufrido el paro", profetizó Sánchez al poco de ser elegido, por primera vez, secretario general del PSOE en julio de 2014, remarcando que el suyo no había sido un camino de rosas.

Madrileño del barrio de Tetuán y nacido un 29 de febrero —el de 1972—, se licenció en Ciencias Económicas y Empresariales en la Universidad Complutense, después de estudiar en el instituto Ramiro de Maeztu, de donde le viene la pasión por el baloncesto y por el equipo del Estudiantes, en cuya cantera jugó hasta los 21 años. Aunque optó por los números para labrarse un futuro, desde joven le inculcaron en casa el interés por la política.

Su padre, Pedro, militante del PSOE, fue gerente del Instituto Nacional de Artes Escénicas y Música durante el gobierno de Felipe González. Su madre, Magdalena, funcionaria de la Seguridad Social y universitaria tardía, le contagió su admiración por el primer presidente del Gobierno socialista.

Con el felipismo en horas bajas, Sánchez se revolvió ante la posibilidad de que ganara la derecha y en 1993 dio el paso de afiliarse en la agrupación socialista del barrio, iniciando un camino que jamás pensó que lo llevaría a la Moncloa.

En julio de 2014, fue elegido secretario general del PSOE tras derrotar en las primarias a Eduardo Madina y a José Antonio Pérez Tapias

Tras licenciarse en la carrera en 1995 y hacer la mili, se apuntó por primera vez a la lista del paro y obtuvo un primer trabajo en una asesoría fiscal donde ganaba 40.000 pesetas en negro, como él mismo reveló.

La falta de oportunidades tras hacerse "especialista en enviar currículums", como el mismo se definió, le llevó a emigrar a Estados Unidos, donde trabajó en una empresa financiera de chico de los recados llevando papeles de un lado a otro.

De vuelta a Madrid, un amigo le dio un consejo que supuso otro hito en su vida: "Si quieres comprender el mundo actual, tienes que irte a Bruselas". Allí se fue a cursar un máster en Economía Política Europea en 1997 que le abrió la mente y le permitió aprender idiomas —tiene nivel fluido de inglés y se maneja en francés—.

"Pensaba que me interesaba el mundo empresarial, pero me di cuenta de que lo que me interesaba era la política", confesó Sánchez, quien poco después trabajó en el Parlamento Europeo como asesor de la eurodiputada socialista Bárbara Duhrkop y como jefe de gabinete del alto representante de la ONU en Bosnia, el exministro de Exteriores Carlos Westendorp.

Derrotado en dos elecciones generales, su 'primera vida' como líder del PSOE acabó convulsamente el 1 de octubre de 2016

Con la mochila llena de experiencias, regresó a España en 2000, donde volvió a alistarse al paro antes de trabajar en la Ocu. Sus contactos le abrieron la puerta de Ferraz, donde fue asesor de Economía de la Ejecutiva Federal entre 2000 y 2004, con José Luis Rodríguez Zapatero como secretario general. Al tiempo, se estrenó como concejal en el Ayuntamiento de Madrid, donde mantuvo el acta hasta 2009.

Sin descuidar su faceta de economista, compatibilizó la actividad política con la de profesor asociado de la Universidad Camilo José Cela (Madrid), donde se doctoró en 2012 con la calificación de sobresaliente cum laude.

En septiembre de 2009, con Rodríguez Zapatero en la Moncloa, subió un escalón en su carrera política al pasar a ocupar el escaño que dejó vacante el exministro de Economía Pedro Solbes. Su primer paso por el Congreso le permitió foguearse y ganar la confianza de personas como Alfredo Pérez Rubalcaba, que lo integró en su equipo en la campaña electoral de 2011.

Al no revalidar el escaño, se puso a dar clases y a trabajar como autónomo en una consultora, pensando que, con el PSOE en la oposición, la puerta de la política volvía a cerrarse. Pero el destino le hizo otro guiño y regresó al Congreso en enero de 2013 para sustituir a Cristina Narbona.

Sin descuidar su faceta de economista, compatibilizó la actividad política con la de profesor asociado

A finales de ese año, Rubalcaba le encomendó recorrer España para informar de las conclusiones de la conferencia política del PSOE y fue entonces cuando algunas agrupaciones le animaron a presentarse a las primarias para ser candidato a presidente del Gobierno.

En julio de 2014, fue elegido secretario general del PSOE tras derrotar en las primarias a Eduardo Madina y a José Antonio Pérez Tapias, y al año siguiente, fue proclamado candidato a presidente del Gobierno ya sin rivales.

Derrotado en dos elecciones generales —con los peores resultados del PSOE—, su primera vida como líder socialista acabó convulsamente el 1 de octubre de 2016 con su dimisión, después de su "no es no" a la idea de apoyar la investidura de Rajoy. Volvió al paro como paso previo a su nuevo asalto a la dirección del partido y a la Moncloa, con victoria en unas primarias frente a Susana Díaz como paso previo.

Tras unos meses en al frente del Gobierno y unas convulsas negociaciones con Unidas Podemos después de las elecciones del pasado abril, Sánchez arriesgó con unos nuevos comicios. No le sirvieron para sumar la amplia mayoría a la que aspiraba.

Ahora le toca dirigir un Gobierno que será complicado por bipartidista y heterogéneo y en el que tendrá a su socio preferente y al mismo tiempo rival por la izquierda, Pablo Iglesias, como uno de los vicepresidentes de su próximo gabinete. Atrás quedarán esas noches de insomnio que aseguraba tendría si permitía a Podemos ocupar asientos en su Consejo de Ministros. 

Casado y con dos hijas
Sánchez está casado desde 2006 con la bilbaína Begoña Gómez, directiva de una empresa que capta fondos para ONG y con la que tiene dos hijas, Ainhoa y Carlota. Gran enamorado de su familia, en ella siempre ha dicho encontrar el soporte para compensar el desgaste acumulado desde que saltó a la primera línea política. Otro de sus aliados es su hermano, David, quien emprendió un camino profesional distinto para ser director de orquesta.

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