La norma de calidad ISO 17100 para agencias de traducción

Banderas. EP

La Organización Internacional de Normalización (traducción literal de su equivalente en inglés, International Organization for Standardization), una organización no gubernamental, actualmente responsable del mayor desarrollo mundial de estándares internacionales voluntarios, publicó, el 18 de noviembre de 2015, la norma de calidad  ISO 17100:2015, que incluye disposiciones relativas a una serie de requisitos para prestar los servicios de traducción.

La agencia de traducción española LinguaVox consiguió la certificación de su servicio de traducción conforme a la norma europea UNE EN-15038 en 2016. El estándar internacional ISO 17100 se publicó en 2015 y sustituye a la norma europea EN 15038. LinguaVox comenzó inmediatamente a implantar los requisitos para los servicios de traducción de la nueva norma y fue una de las primeras empresas de traducción en Europa en obtener la doble certificación de calidad: ISO 9001 e ISO 17100. Las traducciones en LinguaVox son revisadas exhaustivamente por un revisor profesional, tal como estipula la norma ISO 17100. A continuación, va a realizarse una sucinta descripción de esta norma, para explicar los estándares de calidad cumplidos por LinguaVox.

Una sólida reforma en el mundo de la traducción

En el año 2015, la referida norma fue publicada por el Comité Técnico 37 de ISO, que es la subdivisión de esta organización internacional responsable de establecer estándares destinados a la metodología, la terminología y los recursos lingüísticos. Concretamente, de la publicación se encargó la Sección 5 (se estructura en un total de cinco secciones y esta es la dedicada a cuestiones de traducción, interpretación y tecnología relacionada) y establece "los requisitos para todos los aspectos del proceso de traducción que repercuten directamente en la calidad y prestación de los servicios de traducción".

De forma minuciosa, determina las cualificaciones y competencias profesionales necesarias para trabajar  como: traductor, revisor, corrector de concepto, gestor de proyectos de traducción y otras profesiones de este sector. Asimismo, obliga al mantenimiento y a la actualización regular de las competencias requeridas. Vamos a ver  un sucinto pero suficiente estudio del ámbito de sus disposiciones, atendiendo a cada uno de los procesos de índole secuencial que abarcan un trabajo de traducción.

Preproducción

Se precisan las exigencias para el tratamiento de las solicitudes de presupuesto, el análisis de la viabilidad, el acuerdo entre cliente y agencia, la elaboración del proyecto, las diversas actividades administrativas, los detalles técnicos del proyecto, la especificación relativa al ámbito lingüístico y otros aspectos relevantes.

Producción

Se pormenoriza las etapas del proceso de producción: la gestión del proyecto, la traducción respaldada de la autocomprobación de un traductor profesional, la revisión detallada por un segundo lingüista, las correcciones de concepto y de pruebas (que tiene lugar cuando el cliente decide contratar esos servicios de valor añadido) y la entrega previa verificación final (responsabilidad del gestor de proyectos).

Posproducción

A diferencia de lo previsto en la norma UNE EN 15038, se recomienda encarecidamente la interacción con el cliente, tanto en el acuerdo preliminar (en el que quedan especificadas las peculiaridades del proyecto), como en el tratamiento de las posibles modificaciones, reclamaciones y consideraciones, así como la evaluación de la satisfacción y las diligencias convenientes para el cierre del proyecto.

Cambios reseñables

La promulgación de la norma de calidad  ISO 17100:2015 fue de gran trascendencia, pues sustituye, a todos los efectos, a la norma europea UNE-EN 15038:2006, que estaba en vigor desde el 20 de septiembre del año 2006.

Los cambios fueron considerables, si bien sobre la base de su predecesora. Principalmente, deben mencionarse dos modificaciones de especial  importancia: las traducciones pasan a estar sujetas a la revisión de una segunda persona y obliga al traductor a estar en posesión de un certificado que acredite su competencia en traducción avalado por una autoridad gubernamental apropiada.

Revisión

En esencia, se trata de un cotejo bilingüe del contenido de la lengua de destino con el de la lengua de origen, en lo referido a su adecuación con la finalidad dispuesta.

Certificado de traducción

Desde la entrada en vigor de este documento vinculante, es obligatorio, para cualquier proveedor de servicios de traducción debidamente acreditado,  admitir únicamente a los traductores que puedan aportar documentos que prueben que cumplen, al menos, uno de estos criterios: cualificación reconocida de graduado en traducción en una institución de educación superior; cualificación reconocida de graduado en cualquier otro campo de una institución de educación superior más dos años de experiencia profesional a tiempo completo en materia de traducción; cinco años de experiencia profesional a tiempo completo en traducción.

Conviene recordar que los grados de traducción reciben, en algunos países, nombres diferentes y que un Graduado, en sentido estricto, es el primer grado de un título académico. Asimismo, los revisores deben cumplir uno de estos tres requisitos y tener experiencia como traductores o revisores en el campo de especialización en el que revisen.