Mila nunca ha estado embarazada ni ha tenido hijos, pero es madre a tiempo completo. Su vocación de cuidar a los demás no distingue entre especies, y no escatima en el reparto de cariño a todo aquel que llega a su casa de Damil, en Begonte.
"A cadeliña adopta a todo o mundo", asegura Rocío Varela, que lleva años viendo como Mila cuida los gatos como si fuesen suyos Los pequeños Fifo y Lolo llegaron a su casa con apenas un mes de vida, en pleno confinamiento, para alegrar los días de las hijas de Rocío, Carmen y Julia, como regalo de su abuela.
"Os gatiños son moi mansos, as nenas paséanos nun carriño das bonecas", pero, si alguien es su mamá, esa es Mila Ten leite e déixaoos mamar, dorme con eles e coida deles", explica Rocío, que recuerda que ya lo había hecho antes. Primero con un pequeño gatito y después con una gata a la que no solo cuidó de pequeña, sino que, una vez se hizo adulta y tuvo su propia camada, "volveu mamar na cadela".
"Mila é especial, dálle cariño a todos", dice Rocío, que podría enumerar mil ejemplos del buen talante de la perra y su capacidad para aprender, como su disposición a viajar en la cesta de la bicicleta al cansarse cuando la acompaña en sus paseos.
Ella y su familia la adoptaron en 2014, al poco de mudarse a Damil: "Apareceu en maio por aquí e como son as festas dos Milagros de Saavedra, puxémoslle ese nome". "Viña moi demacrada, tiña medo, tivo que pasalo moi mal", recuerda Rocío. Llamaron a la protectora e intentaron localizar, sin éxito, a sus posibles dueños por lo que al final decidieron quedársela.
Rocío anima a la gente a "concienciarse" y adoptar, como hicieron ellos con Mila, que ha sabido agradecérsolo con toneladas de cariño.
