El mejor partido de sus vidas

Vanesa Pérez y Matías Roselló unieron su gusto por la naturaleza y su pasión por el fútbol en el día de su boda, celebrando el enlace y el banquete en el estadio O Pichón de Muimenta
Los invitados lanzan arroz a Matías y Vanesa. STEFY ROSELLÓ
photo_camera Los invitados lanzan arroz a Matías y Vanesa, una vez convertidos en marido y mujer. STEFY ROSELLÓ

El estadio O Pichón de Muimenta ha acogido a lo largo de los años múltiples emociones, y de todo tipo. Pero, sin duda, ningunas fueron tan especiales como las vividas este pasado sábado 5 de septiembre, cuando sobre el terreno de juego se disputó el mejor partido de Vanesa Pérez y Matías Roselló, ese en el que quisieron hacer aún más oficial su amor celebrando su enlace nupcial con amigos y familiares.

Decidieron dar el gran paso el pasado mes de noviembre, tras unos tres años de noviazgo, y en su mente siempre estuvo poder casarse al aire libre. "Sempre nos gustou a idea do campo, na natureza, pero para iso tes que ter unha finca grande. Nun principio, incluso pensamos en facela na que temos diante a casa, en Vilarente (Abadín), pero un solo como o do campo de fútbol non o atopas", explica Vanesa, que incide que el considerado deporte rey es la gran afición de su ya marido, que juega desde hace cuatro temporadas en la SD Muimenta.

"O Pichón é un sitio bonito, que significa moito para Matías, que vive por e para o fútbol, é a súa gran paixón. E alí viviu moitos momentos cos seus amigos", relata Vanesa, al tiempo que recuerda la ilusión con la que recibieron la noticia los compañeros de equipo, esos para los que Matías solo tiene buenas palabras.

Así, este joven, que nació en Argentina y se vino para Vilalba con cuatro años, agradece la acogida que tuvo cuando llegó al club. «Salir del Rácing Vilalbés, recién acabada la etapa juvenil, y llegar a un equipo con gente mayor, que igual me llevaba diez años, no pensé que fuera a ser tan fácil. Es como una familia. Hacemos comidas, cenas, siempre quedamos para todo y a ella la acogieron desde el primer momento», asegura Matías, que, entre risas, apunta a que «si para esto estoy en Argentina, el primer sitio al que iría es a La Bombonera".

Pero la preparación para saltar al terreno de juego desde el túnel de vestuarios, enfundados en sus mejores galas y una gran sonrisa tras las mascarillas, no estuvo exenta de imprevistos. De hecho, la boda estaba fijada inicialmente para el 15 de agosto, pero la ausencia de luz en el campo y motivos familiares hicieron que se retrasara hasta septiembre.

"Estivemos sen luz ata o día antes da voda. De feito, aínda non hai. O venres ás seis da tarde púxenme como unha tola a buscar un xerador. O rapaz ao que llo alugamos a última hora salvounos a vida", recuerda Vanesa.

Entremedias, se coló la pandemia del covid-19, que por algunos momentos les paralizó los planes. Así, pasaron por varias fases, como el agobio, la negación o el optimismo. "Eu paseino moi mal. Primeiro pensaba que non podía ser, despois que ía saír todo ben e que poderiamos casar en agosto, despois plantamos todo e ao final retomamos", relata la novia, al tiempo que señala que el número de invitados se les redujo de forma considerable.

"En principio eramos uns cen. Para o 15 de agosto xa baixamos a 60 e ao final fomos 40. Uns por traballo e outros pola situación, que lles daba medo, non viñeron. Dános pena pola xente que non puido vir, pero máis adiante, cando se poida, faremos algo distinto con eles para celebralo", asegura.

También quedó pendiente una foto futbolera vestidos de novios con todo el equipo, algo que esperan hacer en la sesión de postboda. Mientras, saborearán el recuerdo de un día inolvidable en el que ambos salieron ganando.

2020091214112713500

Comentarios