Opinión

Los que no se quedan en casa

EN ESTE oficio estamos acostumbrados, pero formar pare del colectivo que trabaja cuando los demás descansan es muy ingrato. Y a veces te mina la moral. Nosotros de momento, no, pero hay mucha de esa gente que por primera vez se queda en casa cuando normalmente estaría dando el callo. Los hay de todo pelaje empezando por nosotros mismos, periodistas que ponemos por escrito lo que está viendo usted cuando sale a la calle. No se crea que hacemos mucho más.

Tiene truco, claro: se lo juntamos todo y lo ordenamos un poco. Procuramos no exagerar porque todavía conservamos ese prurito de termómetro social y como llevamos más de cien años haciéndolo, la gente nos hace algo de caso a veces. Otras, no.

Pero veo mucha más gente currando estos días con la que no contaba. Reyes escandalizados; jefes de prensa estresados; princesas alemanas con ganas de revancha; fiscales ingleses con talante republicano; vicepresidentes del Gobierno adictos al trabajo; banqueros suizos desnortados porque hay quien no quiere cien millones;  curas que de repente se transforman en youtubers; sindicalistas despistados que creían que se libraran; amantes de la papiroflexia especializados en mascarillas; fabricantes clandestinos de jabones para manos; futurólogos que saben que esta vez acertarán; historiadores sobrepasados por este guiño de la Historia; sociólogos que no entienden nada de lo que pasa.

Todos trabajando y todos a la vez. 

Comentarios