El director gallego Lois Patiño estrenó en la Berlinale (Festival de Berlín 2020) Lúa Vermella, un filme íntegramente en gallego donde la realidad y la leyenda se entrelazan creando un retrato del imaginario fantástico de los pueblos de la Costa de la Morte.
La película se estrenó dentro de la sección Forum, "la natural para esta película, que es una cinta que apuesta por un lenguaje cinematográfico diferente", según recalcó el director en una entrevista con Efe.
Mientras que en su anterior largometraje, Costa da Morte (2013), buscaba documentar la realidad de esta comarca gallega, en Lúa Vermella se adentra en la leyenda, la mitología, que asegura el cineasta "está muy viva en Galicia".
Con este punto de partida cuenta la historia de Rubio, un marinero que ha muerto ahogado en el mar y cuyo cadáver no ha podido ser recuperado, lo que impide cerrar las heridas de la gente de su pueblo, que recurre a unas "meigas" para pasar su duelo.
"El Rubio de Camelle es un buzo real de la Costa de la Morte", explica Patiño, "que ha recuperado más de una treintena de cadáveres de naufragios, ayudando a cerrar el duelo a muchas familias de la zona".
También aclara que la idea de esta película ya existía y que, de hecho, no conocía la historia de El Rubio hasta pocas semanas antes del rodaje, "aunque puede que no lo parezca al ver la película", recalca el director gallego.
"A partir de su historia real comenzamos a crear una fábula alrededor del imaginario fantástico gallego en el que entran en juego las "meigas" o la "Santa Compaña" y esta convivencia mayor entre vivos y muertos que ha definido y define a la cultura gallega", ha relatado. El otro aspecto que quería abordar, explica, era "el tiempo a partir de figuras inmóviles en el paisaje", mediante personajes quietos a los que se oye pensar mientras el mar y el mundo a su alrededor se mueven.
Patiño describe a estos personajes como "figuras inmóviles que están ensimismadas, para diferenciar así el tiempo interior de la consciencia, el tiempo exterior del paisaje y el tiempo atemporal del mito". El diálogo interno de estos personajes, que nos cuentan en susurros lo que pasa por su cabeza, tiene detrás mucho trabajo previo, en gran parte de los estudios del antropólogo Lisón Tolosan, que profundizó sobre este mismo imaginario gallego durante los años 60. "Tenía muchas entrevistas transcritas", explica el director, y agrega que estuvo estudiando ese material "para que luego permeara en los diálogos de la película".
Estos diálogos, añade, también se basan en el trabajo de campo del equipo del propio cineasta, con el que pudieron comprobar "lo vivo que está todo este imaginario" y lo "muy presentes" que están las leyendas.
LOS ACTORES. Los personajes, interpretados por los propios habitantes de los pueblos donde se grabó la película, hablan con el espectador a susurros, un detalle muy cuidado por parte del director. "Estos susurros son la manera en la que se va expandiendo la leyenda, una voz colectiva del pueblo, a través de susurros a veces incluso contradictorios", detalla, y precisa que "eso es lo que tiene el mito, que admite muchas contradicciones". "Es un mar peligroso lleno de naufragios y cadáveres, un verdadero cementerio, y como tal genera un imaginario muy potente. Quería ligar la película a una cierta tradición artística gallega, y en concreto pensé en Cunqueiro, que escribió "El océano es un gran animal que respira dos veces al día", indica Patiño.
Lúa Vermella es un estudio de la mitología de la Costa de la Morte, que lejos de quedar olvidada sigue marcando y definiendo su identidad cultural actual, o como dice el director, "una identidad, la gallega y la del resto del mundo, que está formada por historias, leyendas y lenguajes".
