La Administración de Justicia ha comenzado su curso en Lugo con pocas esperanzas de aprobar las asignaturas que tiene pendientes, algunas desde hace varios años. Es más, la mayor parte de los actores implicados son todavía más pesimistas y opinan que la situación irá incluso a peor, con problemas más serios en secciones del sistema que hasta ahora venían funcionando de manera aceptable.
No se trata de la finalización o no de las grandes macrocausas que desde hace años se ventilan en los juzgados de instrucción, sino de la carencia de medios materiales y el cada vez mayor volumen de casos que entran en la mayor parte de las jurisdicciones, lo que está haciendo que se ralentice aún más un sistema de por sí desesperantemente lento. Así, a los retrasos que se arrastraban en los juzgados de instrucción de Lugo, en Sarria o en Viveiro se están sumando los derivados del incremento de casos en los del ámbito social y civil.
La carencia de medios fruto del recorte en los presupuestos dedicados a Justicia viene acentuándose desde hace meses, y se refleja en hechos como el sucedido hace unas semanas en Becerreá, donde hubo que suspender de un día para otro una decena de juicios por faltas que llevaban señalados mucho tiempo.
