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Estorbos y remedios

FRANCISCO SOMOZA de Monsoriu fue un buen hombre, o eso debemos creer. Fue un abogado natural de Oleiros que ejerció como regidor perpetuo de la ciudad de A Coruña. Publicó en 1775 dos ediciones de su única obra conocida: Estorbos y remedios de la riqueza de Galicia. Discurso político legal. En ella hace un análisis de la situación económica de la Galiza de su época y como indica el título expone problemas y propone soluciones. Es una lectura muy útil, por cuanto se comprueba que no hemos mejorado tanto desde entonces.

La primera edición fue censurada una vez impresa. Le exigieron eliminar una serie de capítulos, así que Somoza de Monsoriu no sólo no hizo caso a las exigencias, sino que lanzó la segunda edición ampliando aquellos capítulos, la mandó imprimir y la vendió de manera semiclandestina. Era un patriota gallego. Así empieza su libro: "No hay fatiga más justa en el hombre que la que tiene por primer objeto la felicidad de la Nación propia: a la Patria se le debe todo".

Señalaba como grandes problemas los generados por los burócratas y jueces; por la nobleza terrateniente que sólo buscaba el beneficio inmediato; por la corona, que había gastado todo en guerras y conquistas que al pueblo gallego ni le iban ni le venían aunque lo masacraba a impuestos; y la Iglesia, a la que divide por un lado entre los párrocos que exigían unos diezmos imposibles de pagar y por el otro a las órde nes religiosas que esclavizaban al pueblo obligándolo a trabajar sus tierras a cambio de nada más que un mísero alimento. Por lo que se ve, sentía un profundo respeto por los gallegos y gallegas que se dedicaban a las tareas agrarias:

"La inteligencia profunda de los naturales en la agricultura, y aquella física del campo con que sostienen y preparan sus cercados, desagües, riegos y desmontes, es una maravilla de la aplicación y el conocimiento. Esta común firmeza de mantenerse cultivando en los despoblados los días enteros con un pedazo de pan duro, hijos, y mujeres, insensibles al calor y al frío, es un empeño para pocos. Tan honrados vasallos no solo piden de justicia toda la protección de los caballeros, eclesiásticos y religiones, sino el apoyo general de los hombres sabios".

Hablaba, y seguimos en 1775, de la necesidad de que los trabajadores participaran de la riqueza que generaban con salarios dignos y un trato humano, limitando las jornadas y mejorando su calidad de vida. Con lógica aplastante, se preguntaba: "¿Qué ha de trabajar un miserable, si el que debe alentarle a la fatiga, o no le estimula, o le roba?". Obviamente no era comunista. A Marx le faltaba medio siglo para nacer. Era un abogado y un político que había visto con sus propios ojos cómo los recursos de Galiza se desperdiciaban para enriquecer a instituciones y explotadores que desgastaban al pueblo mientras lo mantenían empobrecido. "La felicidad de una provincia pende del buen uso de sus riquezas", escribió. Consideraba que dotar al trabajador de poder adquisitivo sería bueno para todos, pues introducir a la clase trabajadora en los mercados de consumo favorecería a las clases altas: "Esta política detestable de no buscar la común fortuna, y cada cual ceñirse a trabajar para sí mismo, es la mayor contradicción del género humano"

EstorbosProponía como imprescindible la reintroducción en nuestro país de sectores productivos como el dela aceituna, eliminado desde la época de los Reyes Católicos e incluso localizaba con cierto detalle las tierras más aptas para ese cultivo. Es curioso que aún hoy se empiecen a plantar olivos en Galiza, cuando de sobra se sabe que es lugar idóneo para ello desde hace miles de años. A veces no es fácil recuperar lo que aun pueblo le roban. 

En fin, que nadie le hizo caso y a la vista está. Proponer en aquellos tiempos cosas por las que ni la clase trabajadora luchaba era precipitado, supongo, pero un estudio más o menos pormenorizado de este personaje y de su obra, que debiera hacer gente más capacitada que un servidor, podría arrojar algo de luz sobre la Galiza del S. XVIII y sobre lo que yo describiría como un protosocialismo y un protonacionalismo, pues ambas características parece reunir la obra de este señor, Francisco Somoza de Monsoriu, de quien me declaro ferviente admirador.

Acaba su libro casi como lo empieza, con una declaración de amor a Galiza: "Yo quisiera que mi Nación fuese la mas rica del Universo. Me asisten tan honrados pensamientos de Patria, que sólo me envanezco cuando la sirvo". No cabe duda de que este hombre decía co sas que nadie quería escuchar. En eso no hemos cambiado tanto. Buena parte de su única obra podría publicarse hoy sin cambiar ni una coma y mantendría la misma vigencia. Seguimos siendo un país esquilmado y muy mal defendido.

Nos queda el consuelo de saber que hay todavía personas como Somoza de Monsoriu, gente que apuesta por sacar adelante a Galiza, y que tienen razón quienes aman a esta tierra frente a los que sólo la usan para medrar y enriquecerse allá en Madrid.