Opinión

En femenino, año cero

Letras Libres propone en un número reciente tres pensadoras para el siglo XXI. Simone de Beauvoir, la autora del Segundo sexo, sufrió los prejuicios de su tiempo y, posteriormente, por "el mandato de la reproducción", recibió las críticas de algunos feminismos; Judith Shklar, primera catedrática de Ciencia Política en Harvard, autora del clásico El liberalismo del miedo, que en español publicó Herder, pide que la valoren por su trabajo y su obra, no por ser "la primera mujer", e Iris Murdoch, la filósofa que es más conocida por su novelas, de la que se habla este año con ocasión de su centenario y por la recomendación de la lectura de su obra ante la nueva amenaza sobre Europa. Alguien podría echar en falta el nombre de Hannah Arendt, la filósofa, pensadora y teórica de la política, marcada por los grandes y peores acontecimientos del siglo XX. Ariel acaba de publicar la traducción de la biografía vital e intelectual de Arendt, que escribió Laure Adler. Es una oportunidad, a aprovechar, para aproximarse al dolor, al esfuerzo, a la capacidad de rehacerse y a la tragedia humana que supuso el nazismo y la guerra. Arendt fue una mujer libre y fascinante. El dato de la brillante alumna judía, que experimenta el exilio ante la amenaza para su vida, y que es amante de Heidegger, con su nazismo, más que despertar morbo, aunque se haya novelado esta relación, abre interrogantes sobre las profundas raíces de sentimientos humanos como el del amor. La cita de Platón, en el artículo que le dedicó en el 80 cumpleaños del filósofo, quizás lo explique todo: "Pues el comienzo es también un dios que, mientras permanezca entre los hombres, lo salva todo". Ese comienzo de admiración intelectual permaneció. Incluso permitió recuperar la comunicación epistolar y reencontrarse en un viaje de Arendt a Alemania, poco antes de que muriesen los dos. 

Parece original asegurar que 'Lady Macbeth' es el anticipo, el adelanto y la referencia para el #MeToo

Pero, sobre todo, parece que habría que incluir en la nómina de propuesta femenina para el siglo XXI a Shakespeare. Un trabajo en The Atlantic, El valor del buen periodismo, con 160 años, sostiene que fue mujer. Lo comenta entre el escepticismo, el asombro y el humor John Carlin, en Clarín y La Vanguardia al menos. Harold Bloom, si aún se respetan citas de autoridad, dice que a Shakespeare no hay nada que nos lo haga comprender del todo. Quizás por eso se produzca el descubrimiento de su feminidad, aunque la hipótesis no suene a novedad. Sí parece original asegurar que Lady Macbeth es el anticipo, el adelanto y la referencia para el #MeToo. Por cierto, de Macbeth hay, que conozca, dos traducciones al gallego, y una de ellas en una excelente edición. Volvamos: una poeta que cita Carlin, de la que no recuerdo el nombre, no duda en ver en Shakespeare la evolución de una niña que fue víctima de malos tratos. 

Me voy a quedar con la afirmación de Clara Sanchis, cuando llevó al escenario Una habitación propia, de Virginia Wolf: "Si Shakespeare fuese mujer se habría suicidado".

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