Opinión

Desconocimiento

Hay menos confianza entre los ciudadanos en que mejore la situación política que la económica. Y continúa el dominio de una opinión negativa sobre la situación política (94,4%) y económica (92,6%), según los datos de diciembre del Centro de Investigaciones Sociológicas ( CIS). Como esta fotografía se repite mes tras mes —Cataluña ya ha pasado a cuarto lugar entre las preocupaciones ciudadanas— pudiera haber un fallo de doble dirección. O no llegan los estados de la opinión pública —esas fotografías que recoge el CIS en sus barómetros— a los centros de poder político, o no se valoran, o bien las iniciativas regeneradoras no las percibe el ciudadano.

Toque de retirada
Hay choque de estrategias en el independentismo catalán. Artur Mas, el expresidente de la Generalitat y uno de los desencadenantes políticos del procés, con su huida al nacionalismo radical ante los problemas de la gran depresión, se retira. Deja la presidencia del PDeCAT. Tiene por delante, según él mismo recordó, tres procesos judiciales. Carles Mundó, una de las cabezas de ERC y del anterior equipo de la Generalitat en la consejería de Justicia, deja la política. Está en libertad con cargos. Estas retiradas son mensajes para Puigdemont y su estrategia de conducir la situación hasta un caos absurdo. Mas y Mundó rechacen tal hipótesis del aviso al huido en Bruselas. La política catalana necesita diálogo y acuerdo interno acorde a la realidad del electorado. Y desde ahí, desde ese consenso interno entre los fundamentales —no va a estar la CUP—, hablar con el Gobierno y con las fuerzas políticas españolas. Es una razonable posición de unos de los tres padres vivos de la Constitución, el catalán Miquel Roca. Nada que ver con la línea Puigdemont. Pero si es imposible gobernar un país por internet, más difícil debe ser mantener liderazgo y autoridad a distancia, incluso entre los propios.

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