Opinión

Demasiado tarde

MEJOR tarde que nunca, pero en cualquier caso llega muy a destiempo la condena a curas pederastas, por abusos sexuales en Estados Unidos o cualquier otro lugar del planeta. El Vaticano pudo haber acordado mucho antes pedir perdón y, sobre todo, intervenir para evitar la iniquidad en vez de ocultarlo, pero los que ahora denuncian también lo hacen con retraso, que en algunos casos puede incluso resultar sospechoso. No quiere decirse que no haya que hacerlo siempre y en cualquier momento, pero cuando la delación de un delito se demora años o décadas, sea cual sea, siempre hay que considerar la suspicacia. No es extraño que afloren otros intereses colaterales a cada caso. El paso del tiempo, con independencia de si la infracción prescribió o no a efectos penales, siempre deteriora o falsea pruebas, entre otras cosas porque algunos de los protagonistas ya desaparecieron, y sobre los que todavía están no será fácil certificar las maldades que se les atribuyen. Cada cosa a su tiempo. La Justicia es muy lenta, tremendamente lenta, pero si además se suma la negligencia de las víctimas, el resultado no puede ser otro que una sarta de despropósitos.

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