Coser se ha puesto de moda

Lo que hace años era una de las labores que tradicionalmente ataban a las mujeres a la casa, ahora se considera como una actividad fantástica para curarse del estrés, aprender a diseñarse su propia moda y, también, ahorrarse unos euros en ropa
Ana Carballido (centro) con Ángela Salgado y otras aprendices. XESÚS PONTE - copia
photo_camera Ana Carballido (centro) con Ángela Salgado y otras aprendices. XESÚS PONTE

No es una tendencia que se dé solo en Lugo. En todo el país, están aumentando las ventas de las máquinas de coser. Lo dice un informe del comparador de precios idealo.es, que destaca que la demanda creció un 32 por ciento el pasado mes de octubre mientras que, en el cómputo anual, la venta de máquinas creció un 6 por ciento con respecto a 2018.

La costura se está poniendo de moda. La mitad de los nuevos compradores de máquinas son de mediana edad -se sitúan entre los 45 y los 64 años, según el informe de idealo.es-, pero también hay chicos jóvenes, que ven en esta actividad una forma de ahorrar dinero yéndose de tiendas, de crearse un propio estilo con la satisfacción que da lucir algo hecho por uno mismo o de contribuir a reducir el impacto medioambiental dado que la industria textil es la segunda más contaminante después de la petrolera.

A Claudia Zúñiga no le hicieron falta muchos argumentos para apuntarse a clases de costura de los miércoles en la tienda Craft and Tea y eso que reconoce que, cuando era joven, no le interesaban ni lo más mínimo ni la aguja, ni el dedal. "No sabía coser, no tenía ni idea. Es más, nunca me ha gustado coser pese a que mi madre me decía que era muy útil. Me apunté a las clases básicamente por conocer gente, ya que vine de fuera y no pensé, en principio, que me pudiese gustar mucho pero me equivoqué. Llevo más de un año y estoy encantada. Es muy entretenido y me desestresa. La costura es una auténtica terapia y no lo sabía", dice.

Esta mujer empezó de cero pero, enseguida, vio el fruto de lo que estaba aprendiendo y, en poco más de un año, ya le hizo ropa a una sobrina pequeña y también cosió un bolso, una chaqueta e, incluso, un neceser.

La compra de máquinas de coser creció un 32 por ciento en octubre, según registró el comprador de precios idealo.es

HERENCIA. Ahora Claudia Zúñiga tiene una máquina de coser y una remalladora en casa. Su comedor se ha convertido en un taller de costura, pero no le importa. "Heredé una máquina de coser de mi madre, que la tenía de adorno, guardada porque no sabía coser. Descubrí lo útil que era. La verdad es que es una actividad que te engancha rápido porque es muy fácil aprender y la segunda vez que cogí la máquina ya fui capaz de hacer un bolso", dice Claudia, que también se apunta ahora a otros cursillos de Craft and Tea y hasta tiene un canal de repostería en Youtube, 'Mi toque más dulce.

Uno de los compañeros de Claudia en Craft and Tea es Marcos quien, a sus 40 años, decidió que quería recuperar la tradición familiar de la aguja y el dedal. "La costura fue algo que siempre estuvo presente en mi familia. En casa de mi madre, todos sus primos sabían coser y mi bisabuela era costurera", alega.

Marcos hizo ya varios cursos y, de momento, sigue enganchado a esta afición. ¿El porqué? Su afán perfeccionista y el gozo de hacer algo por uno mismo. "Lo que más me gusta es hacer algo con un patrón, que te encaje perfectamente con tu cuerpo. Al final, lo que te gusta es ver tu trabajo bien hecho y hacer también las cosas por ti mismo", cuenta este aprendiz.

UTILIDAD. Ángela Salgado tiene 24 años pero ya sabe mucho. Su abuela y su madre quienes le enseñaron los primeros pasos y, desde siempre, tuvo mucho interés en aprender sencillamente porque, como ella dice, "lo veía muy útil". Hoy sigue pensando lo mismo. "Es muy útil porque haces la ropa para ti misma y no es muy complicado. Además, también te permite arreglar tu ropa", opina.

Esta chica va solo un día a la semana, durante hora y media, a la Casa da Xuventude, donde el Concello organiza los jueves un curso de costura. "Sabía ya lo básico como coser unos botones pero vengo a aprender algo más. Ahora mismo, estoy con una falda y tengo ganas también de arreglar un abrigo", dice.