Carolina García: "Si se consigue que los jóvenes vean el emprender como una opción, el objetivo ya está cumplido"

La directora de Seara coordina directamente los dos proyectos que se realizan este curso en As Pontes, así como a las gerentes de las entidades empresariales que se estrenan en Bergondo, A Coruña y Cerceda

Carolina García. C.A.
photo_camera Carolina García. C.A.

Lleva lo de emprender en la sangre. Carolina García es el pilar de muchos de los proyectos emprendedores que pasaron por As Pontes, la cara visible de Seara y, desde hace un par de años, el referente para las nuevas generaciones como coordinadora del proyecto Proem. 

Cuando les hablan de emprender, ¿cómo responden los estudiantes? 
Cuando les explicas en qué consiste emprender, y que no es solo para ser empresario en el futuro sino también una forma diferente de afrontar la vida, les entra el gusanillo. 

¿No se lo toman como un juego? 
En un primer momento no saben en qué consiste, pero son estudiantes de entre 14 y 17 años, y si los formas, son capaces de entender como funciona el mundo real. A lo mejor aún no vieron lo que se les avecina (Bachillerato, la universidad...), pero es cierto que el conocimiento del mundo real les motiva para saber defenderse. 

¿Y todo en el proyecto es muy real? 
Sí. Por la edad que tienen ellos no pueden crear la cooperativa a su nombre, pero hacemos todos los pasos igual. Crear las escrituras, formar directiva, denominación, logo, actividad, el reparto de beneficios... Y luego vamos al banco a depositar el capital social. Este año decidieron poner cinco euros por alumno. Y con ese resguardo vamos al notario. Ahí empieza el trabajo real. 

¿Qué es lo que más sorprende al verlos trabajar? 
Por mi experiencia, la responsabilidad que asumen y la seriedad con la que se toman el trabajo. También sorprende lo creativos que son, son la generación de las nuevas tecnologías. Tienen la infraestructura y los conocimientos para grabar, hacer vídeos... Y aportan esa creatividad y esa perspectiva juvenil de que saben qué les interesa a la gente de su generación.

¿Qué es lo que más les cuesta afrontar? 
Interiorizar que es un proyecto voluntario, que no es una asignatura y que no se da una puntuación por ninguno de los trabajos. Pero acaban entendiendo que mi labor es la de asesorarlos, como a cualquier emprendedor, y no la de una profesora que pone notas. Trabajo igual con ellos que con los emprendedores que llegan a Seara porque quieren poner en marcha un proyecto. La labor es la misma, solo que cambio el lenguaje para que me entiendan mejor. Y si no hay un compromiso y votan que sí, que quieran participar, por mucho que el centro esté interesado, el proyecto no se hace. 

Mirando al futuro, ¿alguno de los alumnos que participa en el proyecto podría convertirse en un nuevo emprendedor con el tiempo? ¿De qué sirven estas iniciativas? 
Sirven para que lo vean como una opción, algo que quizás generaciones anteriores no tuvimos. Lo de emprender nos sonaba raro, desconocido. Si se consigue que vean el emprender como una opción, el objetivo ya está cumplido. Y después están los valores que se transmiten. La idea de que es un proyecto bonito, pero requiere mucha dedicación y esfuerzo. Y que el fin no es conseguir una nota, sino aprender a moverse en el mundo laboral. Deben entender esta filosofía. Por eso es muy importante que les guste el proyecto, que les motive y que lo vean como algo propio, algo de ellos. 

¿Cómo valora los proyectos propuestos este año? 
Están en los inicios, todavía empezando. Los alumnos del CPI Monte Caxado dejaron el listón muy alto con su aplicación, pero hay que tener en cuenta que trabajaron a lo largo de dos cursos y se implicaron muchísimo.

¿Para cuánto tiempo son estos? 
En principio son para un curso, pero eso depende de si quieren continuar o no y de como vaya el trabajo. 

¿Cuándo se hace el trabajo?
 Normalmente en las horas de tutorías, pero cuando están implicados acabamos robando recreos o quedando por las tardes.

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