No hay río de la cuenca del Miño que no tenga ya ejemplares del cangrejo americano. El presidente de la Asociación Galega de Custodia do Territorio, Martiño Cabana, recuerda que se trata de una de las especies invasoras más peligrosas, no solo porque son depredadores omnívoros sino por su capacidad de acabar con el bosque de ribera. «Fan uns buracos nos bordes do río, nos encoros onde hai auga quente, que poden tirar abaixo árbores. Se houbera uns poucos non pasaría nada, pero habendo tantos como hai...», señala.
Como Ramil, solo contempla una solución de futuro para el Rato: la replantación del bosque de ribera. Recuerda que la plaga de alisos acabó con los de la zona y no fueron repuestos. Ahora, la ausencia de sombra propicia el crecimiento de las herbáceas en el cauce y perjudica a especies protegidas, como los dos tipos de libélula para las que la desaparición de su hábitat natural supone una seria amenaza.
La replantación también mantendría a raya al cangrejo americano, al que no gustan los bosques sombríos de aguas fría. «Non se pode dicir que os extinguiría pero sí que non habería tantos», apunta.
