CajaMar abrirá esta primavera en el bajo del antiguo palacio de Velarde

El Obispado prevé llevar su obra social a este edificio, donde ya está el comedor de San Froilán, y busca salida para la parte restante

Cajamar prevé abrir sucursal en la ciudad de Lugo durante esta primavera y lo hará en el antiguo palacio de Velarde, un edificio que pasó a manos del Obispado cuando la congregación de María Inmaculada lo dejó en 2010. La caja ocupará el bajo donde en su día estuvo Caixa Catalunya y ya está en obras. Se prevé que pueda abrir en marzo o en abril.

La entidad alquiló el local al Obispado y esta será su quinta sede en Galicia, después de las de A Coruña, Ferrol, Ourense y Santiago. En el segundo semestre de este año también prevé abrir sucursal en Vigo.

El Obispado busca uso para el antiguo palacio de Velarde, situado al fondo de la plaza de Santo Domingo, desde que este quedó vacío. Intentó que se instalara en él alguna otra congregación, aunque no lo logró, y en 2011 trasladó a una parte del edificio el comedor social de San Froilán, al que se accede desde la Praza de Armañá.

Solo pueden llevarse a cabo en el inmueble actividades de carácter social o que tengan una vertiente de ese tipo

Los usos de este inmueble están muy limitado por las condiciones en las que en su día fue cedido al Obispado. Solo pueden llevarse a cabo en él actividades de carácter social o que tengan una vertiente de ese tipo, como sucede con Cajamar. Esta es el resultado de un proceso de fusión de cajas rurales y cooperativas de crédito de Almería, Málaga, Madrid, Murcia, Valladolid, Valencia, Castellón, Baleares y Canarias.

Cajamar inició su actividad en Galicia en 2011 y se presenta como referente de la banca cooperativa español, con una especial atención al sector agroalimentario.

OBRA SOCIAL. El palacio de Velarde es un edificio muy grande y el Obispado prevé trasladar a una parte de él la mayor parte de su obra social, como las oficinas de Cáritas. Previamente necesita hacer reformas, para lo que espera por licencia municipal.

Paralelamente, la institución busca una salida para el resto del inmueble, pero la limitación de uso y el precio que pide hace que de momento las negociaciones no estén cerradas.