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Persevera y triunfarás

Un PP hastiado de opositar se reinventa en busca de que su mensaje cuaje en el electorado
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photo_camera Los perseverantes. XESÚS PONTE

Buscar quehaceres a diez concejales durante cuatro años de oposición y tras dos décadas sin catar poder en un ayuntamiento es todo un reto para cualquier partido, aunque en el PP lucense, acostumbrados como están a buscar acomodo a jarrones chinos cuando vienen mal dadas, hay políticos que sirven tanto para un roto como para un descosido.

A Ramón Carballo más o menos le encomendaron la misma misión que al robot Perseverance en Marte, tratar de buscar vida en un Concello que parecía un campo arrasado tras cuatro años de bloqueo a un gobierno local sin mayoría y condicionado por el pasado. Pero su destino iba a ser el mismo que el de los cuatro candidatos anteriores, vagar por el planeta en busca de cráteres que fotografiar para pasar luego las imágenes a los medios de comunicación.

Las elecciones de 2019 dieron un vuelco en la izquierda de la ciudad, pero la derecha más o menos mantuvo su cuota. Incluso el PP perdió casi un punto con respecto al 2015 a pesar de haber alcanzado un concejal más y de nuevo la sensación que quedó en la parroquia popular fue la de afrontar el fracaso con la misma parsimonia que les caracterizó en anteriores ocasiones, sabedores de que la conquista de Marte puede tardar una generación.

La renuncia de Jaime Castiñeira a mitad del mandato pasado tras un pulso fallido con la dirección provincial del partido pareció dejar el camino libre al que fue su delfín en el grupo municipal, Antonio Ameijide, a quien muchos militantes veían como un digno sucesor. Sin embargo, la tranquilidad que trajo Carballo al partido local tras la marcha de su antecesor daba a entender a los populares que ese buen karma también podía transmitirlo al electorado. Pero como la vida interna de un partido no siempre coincide con el pulso de la sociedad en la que habita, los lucenses quisieron que el PP volviese a calentar los escaños de la oposición y que sus ediles siguiesen aportando imágenes curiosas a la hemeroteca local, ya sea señalando fochancas o posando para una portada de disco de coral polifónica, como la presentada esta semana ante el nuevo auditorio. Nada comparable eso sí a los delirios de campaña electoral de Ciudadanos, con performances a la puerta del consistorio, originales eso sí, pero también adelantadas al tiempo que marca la torre del reloj del edificio municipal.

En este mandato, el PP trata de buscar su sitio, ya sea peleando con trolls y desocupados en las redes sociales, o confiando su destino a la fotogenia, mientras mantiene a ritmo atemperado el trabajo nada agradecido de rebusar entre legajos y facturas para dar con un patinazo del gobierno.

El confinamiento, los plenos y comisiones telemáticas o las limitaciones del contacto interpersonal para conocer los problemas de los vecinos tampoco han ayudado para animar a los populares de cara a la siguiente misión, que pretende llegar a su destino en 2023 y en la que habrán de presentar algo más que una cuenta de Instagram cargada de likes si quieren dar ese pequeño gran paso en la política local.

La hora del bus

La reordenación de líneas del bus anunciada por el teniente de alcalde, Rubén Arroxo, llega con el contrato a medio cumplir y en un momento en el que la pandemia redujo la ocupación por una menor movilidad y el temor a compartir espacios reducidos. A la espera de que se implante definitivamente, el nuevo diseño debe al menos tratar de reducir las quejas que acumula este servicio, el más deficitario del Concello, por cierto.

Más peatonalizaciones

Cada calle peatonalizada parece un triunfo hacia la humanización de una ciudad que tardó demasiado en comprender que los vehículos solo son un medio de transporte, no un objeto decorativo urbano. La alcaldesa Lara Méndez anunció que los fondos europeos servirán para cambiar una calle sin apenas tráfico, la Rúa Esquecemento, pero que servirá para sumar a la lista de kilómetros urbanos donde el peatón es el amo.

Párkings de pago

Lugo sigue llamando la atención de los visitantes por carecer de un sistema de aparcamiento de pago en la calle, un modelo que mantiene una nómina de vehículos varados en zonas donde es un reto estacionar. Aun así, los párkings de pago no están completos ni en hora punta y tampoco se construyen nuevos. Lo único mejorable son los espacios de las plazas de los tres públicos y cuya redimensión sigue en el debe.

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