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Pagar por lo que nos deben

Lugo sufre décadas de retraso en infraestructuras con otras zonas pero no evitará el peaje
Tramo de autovía a ninguna parte en A Barrela y que también podría tener peaje. ARCHIVO
photo_camera Tramo de autovía a ninguna parte en A Barrela y que también podría tener peaje. ARCHIVO

Llevan años trabajando en ello, como diría aquel infame presidente, y parece que finalmente han encontrado la excusa perfecta para implantar el cobro de peaje en unas autovías que ahora alguien se ha dado cuenta de que hay que mantener. El rescate europeo a la ruina que ha supuesto multiplicar el gasto sanitario y cerrar durante meses la economía improductiva -esa que proporciona ocio a la España que madruga y que supone una gran parte del PIB- implica recaudar más dinero para sostener la maquinaria pública, pagar subsidios y pensiones, y también mantener las infraestructuras. Y como se piensa que hay margen para meterle mano a las economías familiares, el Gobierno central comienza a lanzar globos sonda de lo que puede llegar en los próximos meses: combustible más caro, menos deducciones en el IRPF y pagar por usar las autovías.

A la espera de que se concreten las medidas y si ningún presidente autonómico decide adelantar elecciones, los próximos Presupuestos del Estado podrían incluir ya alguna de esas medidas impopulares, pero que se aplican sí o sí, porque quien lo pide es quien manda en la UE, Alemania.

Al bueno de Montoro le cayó en su día el muerto de meter en cintura a un país que, según dicen, había vivido por encima de sus posibilidades y ahora será una madrillega, Nadia Calviño, a quien se le ha encargado el papel de mala de película.

Pero aunque muchos de los recortes que se han plasmado en el plan de ajuste remitido a Bruselas nos llegarán escondidos entre el ruido político, la medida que más polémica está causando es la futura implantación de un peaje o canon por el uso de las vías de alta capacidad gratuitas.

Algunas comunidades como Cataluña o País Vasco llevan décadas pagando peajes, aunque también es cierto que gracias a esas infraestructuras pudieron colocar sus economías entre las más desarrolladas de Europa. La entrada en la UE permitió a España captar dinero para un nuevo modelo, las autovías gratuitas, que comenzaron a trazarse radialmente desde Madrid hacia las comunidades menos favorecidas, como Andalucía, donde desde hace tres décadas cuentan con enlaces rápidos entre las capitales y también con línea de Ave.

A Galicia tardaron casi dos décadas en llegar las mismas autovías a Madrid y todavía se espera la finalización de las que están pendientes para unir Lugo con Santiago y Ourense, mientras que el enlace con A Mariña se hizo de forma chapucera, porque no se contó con la niebla.

Pues pese a estas diferencias, los lucenses y quienes circulen por los poco más de 250 kilómetros de autovía que hay en la provincia, tendrán que hacer frente al mismo peaje por circular que aquellos que llevan décadas disfrutando de desarrollo y recogiendo fondos europeos gracias a que hay territorios empobrecidos como Lugo. Y cuando toque pagar, entonces será cuando todos le echen la culpa a Calviño, aun sabiendo que la suerte ya estaba echada.


Asturias y Portugal 

La llamada Y asturiana fue abierta al tráfico en febrero de 1976 para unir las tres ciudades y la movilización ciudadana evitó que se implantase un peaje. En Galicia, en cambio, se asumió la privatización de la Autopista del Atlántico e incluso se aceptó la ampliación de la concesión. Mientras, en Portugal, donde se cobra por el uso de las autovías, han sido excluidos los tramos que pasan por las regiones más pobres. 

Sin alternativas 

La idea que venderá el Gobierno central es que el aumento de los impuestos a los vehículos particulares fomentará el uso del transporte público, más limpio y eficiente. El problema para Lugo es que en ese capítulo también está a la cola de España, con cada vez menos líneas de buses para unir la capital con la zona rural, con conexiones por tren limitadas y nada competitivas, y con aeropuertos a 100 kilómetros. 

Una red viaria extensa 

Las carreteras de segunda categoría no entrarán en el modelo de peaje y, en teoría, serían las beneficiadas de su implantación en autovías, ya que ese dinero contribuiría a mantener una red viaria que, en el caso de Lugo, es extensa y presenta graves deficiencias, como ocurre con la N-540 hasta Ourense. Pero si esos impuestos al final son para pagar el rescate del covid, las carreteras lucenses seguirán degradadas.

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