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Obras que siguen en el debe

La playa fluvial, la biblioteca de A Piringalla o el plan Paradai son aún proyectos gafados
El proyecto de biblioteca en A Piringalla se reconvirtió en centro social. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera El proyecto de biblioteca en A Piringalla se reconvirtió en centro social. VICTORIA RODRÍGUEZ

LOS LUCENSES están más que acostumbrados a escuchar promesas de sus gobernantes que tardan más de lo esperado en cumplirse, aunque también ocurre que hay obras que se proyectan y acaban gafadas, bien porque no se le ha puesto muchas ganas a la hora de ejecutarlas, bien porque han surgido problemas ajenos a quien las promueve.

Esta semana nos enteramos de que un proyecto varias veces diseñado, anunciado y presupuestado, la primera playa pública de la ciudad, no va a ser realidad al menos hasta 2022 —once años después de la primera presentación—, ya que los plazos se vuelven a echar encima para que pueda estar operativa el próximo verano.

Y aunque en estos días el frío nos confina voluntariamente en casa y no pensamos en baños en el Miño, cuando en unos meses las vuelvan a subir las temperaturas y el cuerpo pida un chapuzón fluvial, ya asumiremos que las únicas opciones serán pagar una cuota de socio en un club privado, acudir a una playa pública de un municipio vecino o aventurarse a meterse por libre en el río.

Eso sí, puede que antes de ese verano de 2022 en el que se nos dice que habrá playa pública puedan usarse ya las piscinas de agua caliente que tiene proyectadas también el Concello junto al parque del Miño, aunque sería una previsión muy optimista teniendo en cuenta los retrasos que sufren todos los proyectos de la estrategia Dusi.

Otra obra gafada por la que esperan desde hace años los vecinos de A Piringalla es una biblioteca municipal, que hasta fue bautizada antes incluso de existir con el nombre del escritor Paco Martín, y cuyas obras fueron paralizadas hace años por problemas técnicos y de renuncia de la adjudicataria.

Finalmente, el gobierno local le dio un nuevo sentido al proyecto para convertir el edificio, que era solo un esqueleto de metal, en un centro social para el barrio, donde convivan no solo estudiantes y amantes de la lectura, sino también mayores y hasta retoños, pues contará con bebeteca. Los vecinos solo esperan ahora que la propuesta no se vuelva a frustar.

El nuevo auditorio, del que ya se habló largo y tendido en esta sección hace unas semanas, también fue otro proyecto gafado para Lugo ya que, además de descartarse la ubicación inicial en San Fernando, la crisis y los desacuerdos sobre el equipamientos ralentizaron su finalización. Hoy, ya acabado y entregado, no parece que haya prisa en el Concello por abrirlo, quizá porque, en medio de una pandemia, no parece ser el mejor momento para inaugurar un espacio de concentración de público.

También el plan Paradai sigue inconcluso tras dos décadas desde que se inició, primero porque la remodelación y ampliación de la calle Serra de Meira no se puede ejecutar de momento, debido a que el proyecto afecta al río Rato, y luego porque en su día el Concello aceptó que la Xunta no renovase la Calzada das Gándaras y la Praza Conde de Fontao. Aunque puede que en este caso los gafes tengan nombres y apellidos.

Máster en nevadas

Los vecinos de Pedrafita o Cervantes podrían ser monitores de un máster para afrontar nevadas con resignación y sin alarmismos, al que podrían apuntarse políticos y comunicadores madrileños que, como los residentes en A Montaña, ven limitada su movilidad por la nieve. Eso sí, los afectados en la capital del reino seguramente no pasarán hasta cuatro días sin luz si hay un corte, como ocurre en algún pueblo de Lugo.

¿Lugo sin Entroido?

La sucesión de fiestas canceladas por la pandemia amenaza otra de las citas tradicionales del calendario festivo en la ciudad, el Entroido, que seguramente quedará reducido a la mínima expresión, sin concursos ni desfiles en la calle, teniendo en cuenta que el país afronta una tercera ola de covid-19 y el calendario fija la celebración carnavalesca para mediados de febrero. Lo que se mantiene es el festivo local el 16 del mes próximo.

Cubos entre vestigios

Las ventanas arqueológicas de la ciudad sufren a veces los efectos de los vándalos y otras los de la improvisación. Un ejemplo de este segundo supuesto es la colocación de cubos de fregona para proteger de las goteras los mosaicos de la Rúa Doutor Castro. El PP criticó esta actuación municipal, que dice poco del interés por exponer de forma digna los vestigios romanos, aunque ahora no haya mucho turista por Lugo.