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Un auditorio de postureo

Defectos, costes del arranque y pandemia tienen en dique seco un edificio de 20 millones
El salón de actos principal del auditorio de Magoi. AEP
photo_camera El salón de actos principal del auditorio de Magoi. AEP

NO SON ESTOS los mejores momentos para programar actos culturales, sobre todo teniendo en cuenta las restricciones de aforo que limitan en la capital lucense a solo 30 personas el número máximo de asistentes en un recinto interior. Aun así, el Concello de Lugo mantiene una agenda estable de eventos, que si no es tan abundante como antes de la pandemia, sí da la oportunidad para buscar un ocio alternativo al sofá. De hecho, todas las semanas se ofertan en el auditorio Gustavo Freire espectáculos como obras de teatro o conciertos que generalmente agotan las entradas días antes debido al escaso aforo.

Y aunque es cierto que un recinto mayor no ofrecería ahora mismo mayor capacidad de público por las restricciones, Lugo bien podría haber aprovechado estos meses para poner a punto su nuevo y flamante auditorio de la Avenida de Magoi, donde se llevan invertidos más de 20 millones de euros desde que se comenzara a construir en el año 2011, sin que hasta el momento se hayan escuchado dentro más sonidos que el de las hormigoneras y los martillos.

La última noticia que tenemos del Concello sobre esta infraestructura cultural desactivada es que el gobierno local aseguró durante la presentación de los presupuestos que la partida para el área de cultura, que asciende a un millón de euros, también contempla la posibilidad de programar actos una vez se puedan abrir las nuevas instalaciones. Sin embargo, parece que para que sea posible programar un evento allí será necesario invertir al menos otros 314.000 euros, que es el dinero que el Ayuntamiento calcula que costará la puesta a punto después de haber detectado unas deficiencias que la Xunta negó que existiesen cuando se dispuso a entregar el edificio.

Al margen de estas incidencias, el mantenimiento del nuevo auditorio también tendrá que figurar en la cuenta de gastos del Concello y no solo por las luces que el PP denuncia que están encendidas por las noches, sino por la seguridad, la climatización o el personal que atenderá esta dotación.

Por estos motivos y, sobre todo, porque aún no sabemos cuándo vamos a poder salir del túnel en el que nos ha metido el covid-19, la apertura del auditorio en un plazo próximo sigue siendo una incógnita y de momento el único uso de este edificio para los lucenses es el de servir de fondo para los selfies que puedan subir a sus redes sociales porque, todo hay que decirlo, el edificio sale tan lucido en las fotos como el MILH, ese otro gran contenedor cultural que ha sido reconvertido en salón de actos.

Y mientras esperamos que algún día podamos ver a una gran orquesta inaugurar el escenario de la sala grande del auditorio, aunque fuese para una platea con aforo limitado, los lucenses seguimos empeñados en que pedir que nos hagan nuevas infraestructuras culturales, como ese prometido museo de la romanización, aunque cuando luego se reciben no seamos capaces de abrirlas y, como mucho, nos sirvan para hacer postureo cultural.

Castelao, sempre en Lugo

Lugo rinde homenaje a uno de sus grandes intelectuales del siglo XX, Daniel Alfonso Rodríguez Castelao, con una escultura instalada en la Rúa da Raíña frente a la sede de la que fue I Asemblea Nacionalista. Aunque la extrema derecha se empeñó con escaso éxito en tildar de racista al político de Rianxo durante la campaña autonómica, Castelao es patrimonio de todos los gallegos y ahora ya estará ‘sempre’ en Lugo.

Un tesoro bajo tierra

El casco histórico esconde tantos restos de la antigua ciudad romana y medieval que se hace inviable musealizar in situ todo lo que se halla en las excavaciones arqueológicas. Esto es lo que ocurre con los restos que se encontraron durante las obras de peatonalización de Quiroga Ballesteros, entre ellos los de un hipocausto romano que ya estaba catalogado, cuyo valor se considera menor por lo que volverá a quedar bajo tierra.

Veinte años de orgullo

La declaración de la muralla como Patrimonio de la Humanidad reforzó la estima de los lucenses por su monumento más antiguo y conocido. Veinte años después de aquel acontecimiento, siguen pendientes varias actuaciones para realzarla más, como la apertura de tramos del paseo interior o la peatonalización de la Ronda. Al menos en los presupuestos municipales de 2021 hay partidas para ambos capítulos.

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