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Túbal, el primer gallego de todos

La leyenda ésta es absurda, ya se lo adelanto yo, pero no sólo tiene su gracia sino que nos revela hasta qué punto desde Galiza, como sigue sucediendo hoy, quienes se ocupan de nuestro pasado se han sentido obligados a escribir en ocasiones lo que yo llamaría una Historia defensiva que sobrepasó todos los límites del raciocinio para instalarse en lo ridículo. También es verdad que hicieron bien. Ya que nos han robado nuestra Historia, pensarían, hagamos una nueva y mejor que la de verdad.

El caso es que, bien el propio Noé, bien su nieto Túbal, hijo de Jafet, fueron los primeros pobladores de nuestra tierra tras el Diluvio Universal. Hay una teoría que satisface a ambas partes y que cuenta que vale, que el primero en llegar fue Túbal pero que Noé vino a visitarlo. En serio. En su Historia general del Reino de Galicia, Pascasio de Seguin da cuenta de otra tesis propuesta por Alfonso de Cartagena, obispo de Burgos, según la cuál ninguno de los anteriores fue el primero en llegar, sino un tal Gomer, primogénito de Jafet y hermano de Túbal, que llegaría poco después.

Según todos, que en esto coinciden, la primera población fundada por los nietos de Noé fue Noia, que recibió ese nombre en homenaje al abuelo Noé. Eso ocurrió exactamente en el año 2163 a.C. Es verdad que cuando se discutían estas cosas con absoluta seriedad, allá por los siglos XVIII y principios del XIX había verdaderas batallas entre países ibéricos por dotarse de una historia propia, ocurrente y antigua, cuanto más de todo ello mucho mejor.

En su Diccionario de escritores gallegos, Murguía nos da cuenta de otro autor, un tal Bugariños, cuya obra describe como curiosa. Del libro de Bugariños Murguía no tenía otra cosa que el índice, del que se desprende que el bueno de Bugariños desplegó todas sus dotes de protonacionalista para defender a muerte la leyenda del Túbal gallego.

Por supuesto entre los historiadores gallegos había quienes renegaban de invenciones, pues surgía una corriente historiográfica que pedía un mínimo de rigor. Pero ellos mismos se veían apabullados al encontrarse con una tan imbatible como falsa Historia de Galiza escrita durante siglos, oficialmente reconocida y refrendada por multitudes de académicos, muchos de ellos también gallegos, que más bien pudiera definirse como Historia contra Galiza, que viene siendo la que estudian los niños en los coles de toda España y, ay, también los de Galiza.

No fue nuestro país el único en apropiarse de Noé y su descendencia, que de cuentistas estaba el mundo lleno, pero sin duda fue el que mejor lo hizo y el que más bonito lo escribió. Fueron multitud los defensores. La idea estaba clara: si un nieto de Noé pobló Galiza, eso significa que estamos ante uno de los primerísimos lugares habitados tras el Diluvio, y si del Diluvio sólo se salvaron Noé, su señora y sus churumbeles, somos más antiguos que nadie.

Esa parte de la Historia defensiva, hay que insistir en ello, fue una manera de decir: "Ya que ellos reinventan nuestra Historia, con más razón podremos hacerlo nosotros", por eso a mí me cae bien toda esa gente, la que imaginaba cualquier cosa y la escribía dándole la suficiente pompa como para que pareciera real. Hay otra Historia igualmente defensiva pero mucho más eficaz para Galiza, que es contar lo que de verdad ocurrió y confrontar los falsos mitos de los historiadores españoles. Hoy tenemos conocimiento más que sobrado para hacerlo pero hace dos siglos o tres muchos con suerte tenían poco donde consultar salvo que vivieran en un monasterio o tuvieran acceso a los archivos y a las bibliotecas, donde debían buscar a ciegas durante meses o años para hacerse una ligera idea de cómo sucedieron según qué hechos. Era más fácil inventar lo que nos habían robado que recuperarlo.

Lo cierto es que hoy sabemos lo suficiente sobre nuestros ancestros como para recurrir a Noé. Muchas de estas falsas leyendas tenían un incierto origen medieval pero fue más adelante cuando se les dio carta de naturaleza. Hoy sabemos lo suficiente sobre nuestro origen y sobre cómo los pueblos celtas originarios de las actuales Galiza y el norte de Portugal, tras expandirse por nuestras tierras poblaron las islas británicas y sobre cómo desde aquí surgieron los reinos de Castilla, de León y de Portugal. Tenemos la Historia más tope molona de Europa, y a fin de cuentas todas y cada uno de nosotros descendemos de Noé, o sea que asunto resuelto.

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