El Códice Calixtino es una más de entre las muchas fuentes que distinguen claramente a la antigua Galiza del resto de España. Lo hace de manera tan insistente que hasta se hace a veces aburrido, pero no le vamos a echar en cara a nuestro querido autor esa pesadez por cuanto viene a refrendar lo que decimos en esta sección desde siempre. Así que al tal Aymeric Picaud toda nuestra simpatía si es que realmente fue quien lo escribió, pues hay quienes dicen que no fue él; otros que no fue solamente él y otros que no tienen ni idea, como un señor con el que me tomé una caña hace unos días en el bar de abajo.
El libro es una fantasiosa recreación del inexistente peregrinaje de Carlomagno a Compostela. Fantasiosa es porque en vida de Carlomagno todavía en Galiza no nos habíamos inventado al Apóstol. Carlomagno murió en al año 814, años antes de que Teodomiro descubriera el supuesto sepulcro de Santiago. Qué grande fue Teodomiro.
En el capítulo XIX del libro IV dice esto: "Y sometió el rey a la misma iglesia toda la tierra española y gallega, y se la dio en dote, mandando que cada poseedor de cualquier casa de toda España y Galicia diese cada año cuatro monedas y blablablá". El rey al que se refiere es Carlomagno y casi todo lo que se cuenta sobre él en este libro es mentira, pero eso a usted y a mí no nos importa. Lo importante es que la persona que lo escribió se hizo todo el camino francés entre los años 1140 y1160 y no habremos de dudar que sabía dónde estaba en cada momento y a qué reino pertenecía el territorio que pisaba. "Tres sedes apostólicas principales sobre todas suele con razón la cristiandad venerar especialmente en el mundo, a saber: la romana, la gallega y la de Efeso", dice un poco más adelante. Está claro que habla de territorios con entidad propia y diferenciada de cualesquiera otras.
"Si alguna vez comes en España y en Galicia el pescado que vulgarmente se llamabarbo, o blablabá", escribe en el capítulo VI del libro V, y añade: "Todos los pescados y carnes de vaca y de cerdo de toda España y Galicia, producen enfermedades a los extranjeros". Pues que se vuelva a comer a Francia. No sé qué fama tendrían en España las carnes y los pescados, pero en Galiza, de toda la vida de Dios se ha comido divinamente. En el mismo libro, en el siguiente capítulo dice que desde los Pirineos se podían ver tres países: Castilla, Aragón y Francia. Está claro que Aymeric sí sabía a qué se refería cuando hablaba de un país, cosa que luego olvidaron los españoles y buena parte de los gallegos, ay.
Nos lo deja todavía más claro otra vez en el mismo párrafo, unas líneas más allá, donde dice que el Carlomagno: "Doblando las rodillas en dirección a Galicia elevó sus preces a Dios y Santiago. Por este motivo, los peregrinos tienen la costumbre de hincarse allí de y orar vueltos hacia la patria de Santiago". O sea que Galicia es una patria, y no lo digo yo, que también. Lo dice además Aymeric Picaud, o quien sea que haya escrito el libro, que debía ser una persona formada, o eso se desprende de su texto y de su estilo más bien hosco pero muy descriptivo.
Podríamos seguir enumerando ejemplos del Códice Calixtino, que los hay a patadas, pero casi mejor hacemos una cosa: se lo lee usted, que es cortito. Si quiere, con leerse los libros IV y V es más que suficiente. Yo lo leí cuando lo robaron, para saber de qué hablábamos y es un libro muy absurdo para estos tiempos y hasta para aquellos en los que fue escrito, pero lo que nos interesaba a usted y a mí es la visión que tiene de España como un conjunto de reinos independientes en los que destaca al de Galicia poniéndola a mayor altura que a navarros, castellanos o aragoneses. Cuando se refi ere a España más bien lo hace hablando del resto de la Península Ibérica, del que excluye a Galicia. Galicia está por un lado y el resto del territorio por otros: Castilla, León, Aragón, Navarra y hasta Portugal, que acababa de independizarse así como todos los territorios ocupada por sarracenos forman parte de esa España en la que no entra Galicia. Por supuesto a Asturias ni la menciona porque nos mienten cuando nos cuentan la chorrada del Reino asturiano, cosa que nunca existió.
