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Levántese y lárguese

Rocío Monasterio. EUROPA PRESS
photo_camera Rocío Monasterio. EUROPA PRESS

Eso le decía Rocío Monasterio a Pablo Iglesias en el debate de la Ser. Si es usted tan valiente, levántese y lárguese. Y porque era la Monasterio que si llega a estar Ortega Smith lo mismo saca un fusil para echar al otro del debate.

En dos semanas el discurso madrileño pasó de los adoquines a las balas. Pablo Iglesias, sus padres, Irene Montero, Grande Marlaska, María Gámez, directora de la Guardia Civil, fueron amenazados de muerte vía correo ordinario con cartas y balas. Así que al quedarse sola tras suspenderse el debate por no condenar los hechos y afirmar que todo podría ser un montaje de Iglesias, la de Vox perdió una oportunidad única para confrontar sus propuestas, si las hubiere, con el resto de los candidatos. Fue una manera escandalosa de hacer el ridículo, pero no le quepa a usted duda de que a muchos seguidores del partido fascista les habrá encantado el resultado. Siempre hay quien le ríe las gracias al borracho de la boda aunque le arruine el día a todos los demás.

Así quedó Monasterio sola frente a nadie, pues los demás decidieron también abandonar el asunto. No recuerdo precedentes de algo así ni creo que los haya. También hay que recordar que los de Podemos entraron hace años en el escenario dando la nota, descalificando a todos los demás y asustando a unos cuantos.

Esta gente confunde la radicalidad con la mala educación. Yo veo a Ana Pontón, una líder de la que todos tienen mucho que aprender, y se esté o no de acuerdo con ella, expone ideas radicales con argumentos, razones y una sonrisa. Cae bien y transmite una imagen que les vendría bien a todos estos energúmenos: transmite la fiabilidad de una persona en la que se puede confiar. Es convincente, de ahí sus buenos resultados y los buenos augurios del BNG en la gran mayoría de las encuestas.

Ya dijo usted el otro día que afortunadamente en Galiza estamos de momento libres de estos tres nuevos partidos que tanto crecieron en España: Podemos, Ciudadanos y Vox. Ciudadanos ya falleció y los otros dos se juegan la vida ahora mismo en Madrid.

Aquí nunca han hecho falta. Tenemos tres partidos, los de siempre, y el fugaz paso del asunto rupturista de Beiras e Iglesias se desvaneció en Galiza como un suspiro.

Y porque Feijóo no es Fraga, que llega a seguir gobernando aquel hombre y estaríamos ahora al borde del Estado gallego o disfrutando de él. Y con Cuíña a su lado tendríamos frontera en Braga, quizás en Porto. Pero no divaguemos.

El caso es que esa política a navajazos puede ser eficaz para quien sale a perder. Vox y Unidas Podemos se disputan el último lugar. Ciudadanos no cuenta, como dice usted. Y aunque la que reventó el debate, la borracha de la boda fue Rocío Monasterio, Pablo Iglesias fue quien introdujo en España la táctica del insulto y la provocación en su día. Es verdad que condenaría en todo caso las amenazas de muerte y las balas si fueran dirigidas a otros y ahí marca la diferencia, pero tampoco ha sido un angelito.

Las estrategias son intercambiables. Las puede usar Trump, Bolsonaro, Maduro, Monasterio o Pablo Iglesias. Se trata de adaptarlas al mensaje si lo hay, como en el caso de Podemos y sobre todo si no lo hay o es tan pobre como pernicioso, valga el ejemplo de Vox.

Ayuso tampoco es ejemplo de muchas cosas buenas, pero tiene algo, supongo que el desparpajo y esa capacidad de decir tonterías que tiene algo de entrañable. Qué bien hizo en no acudir a ese debate. Qué buenos asesores debe tener para no presentarse y ganar.

Lo lamentable es el daño que hace Madrid a sí misma y al resto del Estado. Esos son los que tienen a los gallegos como a un pueblo de paletos que creen tener un país. Esos son los que marcan el paso en muchas comunidades y regiones. Los que hoy se pelean por el último puesto en Madrid quieren que también el voto y la aprobación de usted para decidir algún día quién gobernará Galiza. Es un buen momento para fijarse el ellos.

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