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Por estas fechas, la religión y la fe siempre ganan terreno, pues nos guste más o menos no celebramos otra cosa que el nacimiento de Jesús y eso no depende en absoluto de que seamos o no fervientes católicos. Escribió el poeta y músico Ian Anderson en la cubierta de su grandioso disco Aqualung: "Al principio, el Hombre creó a Dios; y lo creó a su imagen y semejanza. Y el Hombre dio a Dios multitud de nombres, y el poder de que fuera el Señor de toda la tierra cuando al Hombre le conviniere". Como en el Génesis pero al revés. En la séptima canción, My god de ese mismo disco viene diciendo que la humanidad creó a Dios para encerrarlo en una jaula dorada y hacerle de vez en cuando una fiesta para que perdonase nuestros pecados.

Bien son dos teorías incompatibles, la del Génesis y la de Aqualung, y aunque hay que reconocer que la primera de estas obras es considerada de inspiración divina y la segunda no, no nos vamos a poner a comparar a Dios con Ian Anderson, aunque bien podríamos. Sea de una u otra manera, el resultado es el mismo: muchas personas, millones en en Estado español tienen fe en Dios, sea el Dios del Génesis o el creado por el Hombre. Qué más nos da, al menos a mí. No creo yo que la religión sea el opio del pueblo. Eso es una estupidez. El opio del pueblo es el opio, como las patatas del pueblo son las patatas y la religión es otra cosa.

PORTAL DE BELÉNYo creo mucho en los creyentes, más que en las religiones, que por su propia naturaleza están siempre rodeadas de liturgias y de ostentación, dos cosas que siempre me han parecido teatrales. He convivido con creyentes toda mi vida, como imagino que usted, y cada vez que hacen algo que me molesta es porque olvidan esas creencias o simplemente fingen tenerlas. Un creyente nunca dejaría tirado a un subsahariano en una patera, eso ya se lo digo yo porque todas las religiones, al menos las que yo conozco, hablan del amor al prójimo y no de dejarlo morir ahogado mientras huye de la miseria.

Puede que por eso la Navidad se haya cambiado por el "Espíritu navideño", que viene a ser un estado de ánimo en el que todos nos queremos mucho mientras nos apuñalamos. Mucho daño ha hecho la publicidad, eso también. Tanta muñeca de Famosa, tanto vuelve a casa, vuelve por Navidad, han logrado transformar esto en una especie de mercadillo en el que cada vez que compra usted un regalo o se junta con sus cuñados para celebrar una fiesta sagrada va dejándose la fe por el camino. Los verdaderos creyentes que yo he conocido, que han sido y siguen siendo muchos, suelen ser gente bondadosa, solidaria, pacífica. Imagino que sus propias creencias, a base de practicarlas, logran moldearlos hasta lograr que se sientan bien y en paz. Y eso lo digo refiriéndome a un cristiano, a un musulmán o a un adorador de la Pacha Mama.

Creo que es bueno tener fe en algo: en uno o varios dioses, en la humanidad (no en el Hombre), en la vacuna, en el futuro o en sus nietas, que seguro que son encantadoras, al menos para usted, que yo no las conozco y lo mismo son unos monstruos que se pasan todo el día chillando. Pero en algo habrá que creer, digo yo, aunque sea en uno mismo. 

Yo recomiendo tener fe en algo, a poder ser en muchas cosas

La propia Iglesia ha tenido mucho que ver. A lo largo de los siglos siempre se han impuesto las corrientes más institucionalistas frente a quienes proponían una aproximación al mensaje cristiano. Véase cómo trataban hasta anteayer a todos los defensores de la Teología de la liberación, a quienes tacharon de comunistas y cismáticos por proponer soluciones reales a problemas como el hambre en latinoamérica o enfrentarse a dictaduras ultraderechistas, a mafias madereras o a esclavistas. El Hombre debería dejar de creer tanto en el Hombre y creer más en cualquier otra cosa, la que sea. Yo conocí a un adorador de Satán y parecía buen tío. Tenía algo en lo que creer e imagino que ello le procuraba algún consuelo.

Yo recomiendo tener fe en algo, a poder ser en muchas cosas, y lo digo porque yo no tengo fe en casi nada y eso a veces es doloroso porque mira uno a su alrededor y no encuentra así a ojo mucha cosa que valga la pena. En mi caso, mi familia, usted y poco más. Así que, amiga mía, si es usted creyente, la felicito. Nunca lo deje y búsquese más motivos para tener fe en algo, llámese Dios, llámese Belén Esteban. Mejor, bien pensado, olvide a Belén Esteban. Crea usted mucho, tenga mucha fe y le aseguro que saldrá ganando. 

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