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La agenda exterior gallega

Barbón, Revilla, Rueda y Urkullu, la semana pasada en Vitoria. EUROPA PRESS
photo_camera Barbón, Revilla, Rueda y Urkullu, la semana pasada en Vitoria. EUROPA PRESS

ESTABA YO el sábado en el Hospital Montecelo, que entré por urgencias para arreglarme los pulmones. Al poco de recibirme, un grupo de profesionales me pusieron bajo un aparato que podría definirse como moderno, acaso futurista, innovador y blanco. Mientras la máquina escudriñaba los pulmones, me hice la única pregunta que cabe en esas circunstancias: ¿debe Galiza tener una agenda propia de política exterior o debe supeditarse a la del Estado español?

La cuestión tiene su importancia. Hace unos días se reunieron los presidentes de Galiza, Asturias, Cantabria y Euskadi. Cuatro líderes de dos países y dos regiones, cada uno, por cierto, de un partido político diferente. Se juntaron para pelearse por el famoso Corredor Atlántico. Es una infraestructura, o un conjunto de ellas tan vital para Galiza que ya los romanos tenían su Corredor Atlántico. Y como para que funcione es imprescindible el concurso de Portugal, también Alfonso Rueda se reunió con embajador portugués.

Pero como todo ello es a su vez inviable sin permiso de Europa, Rueda se fue a ver a Ursula von der Leyen, que es la que manda. Fue el primer presidente autonómico recibido por la Comisaria, con la que habló de fondos europeos, del Corredor Atlántico y del veto a la pesca que tanto preocupa a nuestro sector.

Yo a eso le llamo hacer política exterior en defensa de un país. Es que hay quien dice que los asuntos exteriores competen en exclusiva al Estado. Pues va a ser que no, en mi opinión, por varias razones: una que hay temas que para Galiza son exteriores y para España una cuestión interna.

Claro, pero si España opta por privilegiar un Corredor Mediterráneo frente al Atlántico, a quien preside nuestro país le corresponde hacer política exterior involucrando a Portugal, a Europa y a otros países ibéricos en defensa de los intereses gallegos y conjuntos de los países atlánticos. Y supongo que eso debiera extenderse a Irlanda, Escocia y la Bretaña francesa, con quienes compartimos historia y orígenes.

Si es que está todo inventado. La máquina de radiografiar pulmones, incluso. Se trata de hacer algo que en Galiza poco se ha practicado en las últimas décadas. Política interior y exterior. Lo más cerca de esto último que recordamos fue la estrecha relación de Fraga con Fidel. Y fueron viajes exóticos pero productivos. Desde entonces la política exterior gallega se venía limitando al folclore o a la promoción de nuestros productos y de su calidad.

Se dio un salto cualitativo con el Camiño, otra de esas cosas que tenemos ahí desde siempre hasta que de pronto llega alguien y lo mueve. Y yo muy a favor de que la agenda del presidente Rueda haya estado motivada por cuestiones vitales que pasan por hacer política exterior para defender lo nuestro, que si no lo peleamos fuera, difícilmente lo podremos pelear dentro.

El Corredor Atlántico es vital para nuestro futuro como país. No es una cosa de colores políticos. Señalaba usted antes que se han reunido cuatro presidentes de cuatro comunidades y de cuatro partidos. Saben lo que está en juego y saben que competimos contra el Corredor Mediterráneo, cosa que a España puede darle lo mismo o hasta salir beneficiada, pero para Galiza no es un juego. Hay mucho futuro ahí, mucho transporte, incluido el del hidrógeno verde, sea eso lo que sea.

Y ocurre que a los gallegos siempre se nos discrimina en este tipo de competiciones, mande quien mande en Madrid. Por eso es importante salir y dar esas batallas con nuestros vecinos naturales y estratégicos y en Europa y donde haga falta. Es bueno que por una vez no salgamos a perder y que tome la iniciativa el que deba tomarla, que es el presidente.

Yo muy a favor de quien se parta la cara por mi país, que es cosa poco vista en Galiza desde hace poco menos de un siglo, cuando nos ganamos el derecho a ser un país autogobernado dentro de una España democrática. Luego llegó Franco y nos hizo perder toda una vida.

Hay una necesidad imperiosa de dar estas batallas, que se están librando en este preciso momento. Y con todos los respetos a todo el mundo, Galiza no es Murcia. Tenemos vecinos bien avenidos desde hace mil años con intereses comunes, tenemos más kilómetros de costa que nadie en España, tenemos sectores productivos muy potentes y ahora existe la posibilidad de canalizar todo ello a través de un gran corredor de transportes. Y si además tenemos a alguien al frente, pues le deseamos al presidente que salga bien.

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