Blogue | Patio de luces

Un grano en el culo

O Garañón no le gusta a nadie, pero la resolución del problema no nos saldrá gratis

LAS TORRES DE O GARAÑÓN son como un grano en el culo de esta ciudad. No recuerdo haber padecido en fechas más o menos recientes tan molesta circunstancia, pero supongo que todos hemos oído alguna vez esa expresión. La posibilidad de tener un forúnculo en la retaguardia se asocia casi de inmediato con una situación de incomodidad difícil de solventar en un intervalo más o menos corto de tiempo. A fin de cuentas, las nalgas, más allá de los pensamientos festivos que evoquen sus formas redondeadas en determinados individuos, no son más que un par de cojines ubicados al final de la espalda. Un par de posaderas sobre las que dejarnos caer para descansar cuando estamos sentados. Se entiende, por lo tanto, sin necesidad de entrar en explicaciones que podrían hacernos caer en descripciones desagradables y conceptos escatológicos, que la presencia de una inoportuna espinilla en tan sensible región de nuestra anatomía es, como mínimo, un estorbo. Podemos seguir haciendo nuestra vida. No se trata de una dolencia que nos incapacite para seguir desempeñando nuestra función en el mundo, sea cuál sea. Es un fastidio, en todo caso. Un incordio que tenemos que soportar y que se nos hace presente a todas las horas del día. Más allá de pomadas u otro tipo de remedios para superar la crisis lo antes posible, hay que asumir la realidad con paciencia y con resignación. También con confianza, lo normal es que, pasados unos días, desaparezca y deje de importunarnos.

Por desgracia, ese grano que tenemos todos los lucenses en el culo ha acabado por enquistarse y el remedio ya no llegará mediante la aplicación de cremitas u otros remedios de uso tópico. Habrá que acudir al cirujano y la intervención no la cubre el seguro. De un modo u otro, nos veremos obligados a rascarnos el bolsillo. De momento, nadie ha planteado una solución viable que nos salga gratis a los sufridos administrados. Llegados a este punto, parece que estamos abocados a elegir entre dos caminos. Podemos seguir conviviendo con el forúnculo. Es una posibilidad, pero a nadie le gusta. No es solo que sea molesto. Sucede que tampoco es discreto. No hay ropa interior, pantalón o falda, capaz de taparlo. Se ve a lo lejos. Da lo mismo que transitemos por la Nacional VI, demos un paseo a orillas del Miño o nos acerquemos a la pérgola del parque de Rosalía. De esos dos esqueletos sin vida solo se salva el tatuaje en el que alguien plasmó una romántica declaración de amor: «Te quiero bicho». La otra opción pasa por el derribo de ambos mamotretos y la reordenación urbanística de todo ese entorno. Para hacerlo, habrá que pagar la factura correspondiente. El trabajo de los políticos tiene que centrarse en conseguir que sea lo menos onerosa posible.

Las torres de O Garañón también son un grano en el culo para el gobierno local, que tiene la obligación de buscar esa solución que le demandamos los vecinos y, al mismo tiempo, conseguir que no nos cueste demasiado. La última idea que ha propuesto la alcaldesa es convertir esa parcela en zona verde. Ciudadanos acabó diciendo que Lara Méndez es «un peligro para la ciudad» y el Partido Popular que iba de «farol». A los grupos de la izquierda, tanto a BNG como a Lugonovo, les parece más o menos bien su propuesta, pero le piden que semejante decisión vaya avalada por cálculos rigurosos sobre el coste de la factura para las arcas municipales. Pasa en las mejores familias. A todo el mundo, o casi, nos gustan las cosas buenas. Cuestión diferente es que nos las podamos permitir. No se puede estirar el pie más de lo que da la manta. Gestionar bien consiste, precisamente, en comprar mejor por menos dinero. Hacer mucho con poco. No es sencillo. Es más fácil endeudarse hasta las cejas y dejar que los vengan detrás apanden con la hipoteca. Eso o seguir tirando con lo que hay.

Aunque al final acabe ganando dinero con esta operación, supongo que este asunto también es un grano en el culo para el promotor, que lleva años litigando para hacer rentable su inversión. Por supuesto, lo es para el exalcalde de Lugo, José López Orozco, y para el que fue líder de los socialistas gallegos, José Ramón Gómez Besteiro, porque ambos han acabado como investigados en un proceso penal que, en cierto modo, ha condicionado su carrera política. Ambos han pedido el sobreseimiento de la causa, pero pase lo que pase, el daño ya está hecho. Lo es también, entiendo, para la jueza instructora, que tiene entre manos una investigación que, al menos aparentemente, no acaba de avanzar de forma definitiva para cerrar de una vez por todas el caso. Aunque lo utilice políticamente para arrearle al gobierno local, tampoco es un asunto inocuo para los populares, porque los socialistas no dejan de recordar que todo el problema viene de la edificabilidad que le dio a esa parcela el gobierno del PP en el anterior plan general. Además, si tocan poder después de las municipales, heredarán también el enredo.

Lo dicho, un auténtico grano en el culo de todo el mundo. Molesto, incómodo e inoportuno. Nadie se atreve a explotarlo, en todo caso, por temor a que las consecuencias sean aún más desagradables.

Comentarios