Blogue | Patio de luces

Oportunidad

Se dice que toda crisis es también un tiempo de ocasiones, pero no siempre en beneficio

SEGURO QUE mi amiga María Piñeiro, reconocida chinista y estudiante ya cualificada de mandarín, podría matizarlo mucho mejor que yo. Aun así, estos días he leído en páginas a las que se les presupone un rigor periodístico acreditado, que en chino la palabra «crisis» se compone de dos caracteres, de modo que uno representa peligro y el otro oportunidad. Sobre ambos conceptos se ha teorizado mucho en los últimos días. Supongo que es lo que toca. Transmitir un mensaje de optimismo en tiempos de zozobra para levantar el ánimo del personal, bastante decaído en estos momentos después del prolongado confinamiento, los miles de muertos y las consecuencias económicas de la pandemia, todavía inciertas. Es verdad, la experiencia lo ha demostrado en sucesivos momentos de la historia, que situaciones de dificultad, depresión y ruina se han convertido en importantes motores de cambio. Además, es innegable que en circunstancias complicadas para la mayoría, siempre hay alguien capaz de sacar algún beneficio propio. Lo difícil, seguramente, es que se cumpla el lema que ha elegido el Gobierno para insuflar algo de ánimo a la zarandeada población de este país. "Salimos más fuertes". No sé. El tiempo dirá. De momento, lo que es evidente es que decenas de miles de personas no saldrán de ninguna forma de una pandemia que se ha llevado su vida por delante.

Volvemos a lo de la oportunidad. En Lugo, por ejemplo, el BNG ha visto la ocasión para sacar adelante un viejo proyecto. Hasta ahora, nadie había tenido lo que hay que tener para materializarlo. Y no refiero al presupuesto municipal. Ha peatonalizado el carril interior de la Ronda da Muralla. Colocar conos a lo largo de todo el perímetro para comerle ese espacio al tráfico rodado y crear un nuevo paseo en la ciudad fue una decisión política motivada por el Covid-19. Sacarlos o mantenerlos, como ha anunciado el teniente de alcalde, es otra apuesta diferente. Se trata de hacer permanente lo temporal.

En otros ámbitos han hecho lecturas diferentes de lo que conocemos como sentido de la oportunidad. Se acusa por ejemplo al ministro del Interior de aprovechar la ocasión que se le ha presentado en este momento para cargarse a un mando de la Guardia Civil que no era de su cuerda. Renovación de equipos lo llamó el señor Marlaska, consciente, digan lo digan, de que si lo ha cesado es, entre otras cosas, porque puede. Parece evidente además que el Gobierno también ha visto el momento para colocarnos determinadas decisiones, más o menos controvertidas, que han quedado diluidas, o simplemente solapadas, por las imágenes dramáticas que nos ha dejado la emergencia sanitaria.

Por supuesto, la oposición también ha creído ver en el reguero de vicisitudes que nos está dejando esta condenada pandemia y en las meteduras de pata del Ejecutivo, porque las hubo y las sigue habiendo, la oportunidad de tomar un atajo para llegar al poder. O al menos para socavar la posición de aquellos que ahora mismo lo ejercen. Tan clara la han visto algunos que hasta se han subido a un autobús descapotable para hacer una ruada por las calles de Madrid. Igual que los jugadores de los equipos de fútbol o baloncesto cuando celebran con sus seguidores la consecución de algún título. Reclamaban una libertad que nunca llegamos a perder, ni siquiera para hacer cosas tan cuestionables y absurdas como esa en este preciso momento.

Este jueves tuve la ocasión de oír la conversación de varias personas que nada tienen que ver con la política o el periodismo sobre este tiempo que nos está tocando vivir. Escuchar a la gente que nos rodea es siempre una oportunidad que no debemos dejar pasar aquellos cuya profesión se alimenta de lo que pasa en la calle. Ese intercambio de impresiones quedó resumido en la frase de uno de los interlocutores. "Los políticos no han sido precisamente un ejemplo en esta crisis". Suscribo, salvo honrosas excepciones. Aunque lo parezcan, hay oportunidades que no lo son. Medir mal los tiempos y las consecuencias de nuestros actos nos pueden llevar a ser, precisamente, inoportunos. O algo peor.

Comentarios