El sexo al sol del ocaso

Mónica Varela Aldariz. Directora asistencialHay que derribar el mito: el sexo no se acaba con el paso del tiempo. El mundo que nos rodea ignora o, incluso, desaprueba la sexualidad de los mayores.Muchos ancianos aceptan esa norma no escrita del rechazo del amor y el sexo, escondiendo sus sentimientos y sus deseos a medida que envejecen. Y eso es un error, ya que esos sentimientos y deseos están presentes a lo largo de toda nuestra existencia.Para el sexo no hay edad. Cambia, es cierto, pero no por ello desaparece. Muchos especialistas coinciden en que los adultos mayores también pueden gozar de una sexualidad plena. Los ancianos pueden mantener tanto el deseo como la capacidad de hacer el amor hasta el fin de sus días.Cuando un anciano ha mantenido una relación sexual satisfactoria en su vida adulta, hay menos probabilidades de que los cambios asociados al envejecimiento le afecten.Es cierto que ocurren cambios. No se puede negar. Con el paso del tiempo, el cuerpo sufre ciertas modificaciones tanto psíquicas como físicas que nos afectan de manera directa.En las mujeres, con la menopausia, pierden lubricación. La vagina se hace más corta y menos elástica, haciendo que el coito pueda ser doloroso y dificultando así alcanzar el orgasmo.En el caso de los hombres, la andropausia puede provocar una erección mucho más lenta, disminuyendo el número de erecciones nocturnas involuntarias. En esta etapa, una vez que se produce una eyaculación y desaparecida la erección, pueden pasar días antes de que sea posible alcanzar otra erección completa.Hay otros escollos que se deben sortear, como son diferentes enfermedades vinculadas con la edad o determinados tratamientos que pueden disminuir el deseo sexual.Pero insisto, todo esto no son más que piedrecitas en el camino… que son fácilmente sorteables. Aquí entran en el juego los preliminares, que cobran más importancia que nunca. Es en este momento en el que encuentran su lugar destacado. Encontrar y acariciar las zonas erógenas de la pareja es muy importante si tenemos en cuenta que, con la edad, la sexualidad se basa más en el estímulo.CONCLUSIÓN: La sexualidad no termina con la vejez sino que surgen una serie de cambios, tanto en el hombre como en la mujer, pero eso no influye para que se puedan tener relaciones afectivas y coitales satisfactorias.Hay ciertas enfermedades que influyen en que haya cambios en la sexualidad. No está determinado que la vejez en sí presente faltas de apetencia sexual sino que han sido los mitos o prejuicios o las malas informaciones y algunos patrones culturales los que han hecho que esta etapa no se disfrute ampliamente. Pero sabemos que existen una serie de factores que pueden enriquecer la erótica de los ancianos, puesto que liberados de las preocupaciones, los esfuerzos de la protección, el cuidado de los hijos, sin miedo a embarazos y con tiempo para uno mismo, se podría adoptar un modelo de vida mucho más cómodo y placentero y esto contribuiría a que las relaciones eróticas se vieran favorecidas en esta etapa de la tercera edad.Vivimos en una sociedad que sobrevalora las ideas de juventud, vigor y belleza; una sociedad a la que parece costarle descubrir la belleza y alegría de la madurez.

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