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La canción del verano

Los carteles de los festivales de música de A Mariña se perfeccionan cada año que pasa

LOS CARTELES de los festivales de música que habrá este verano en A Mariña se van destapando y a estas alturas ya está muy claro que hay dos que se levantan muy por encima del resto. El Resurrection en Viveiro y el Osa do Mar en Burela marcan una diferencia inmensa con cualquier otro, cada uno en su estilo, suponiendo que haya más, que está por ver. 

El verano pasado hubo un intento fallido en Foz que no es probable que repita. Le llamaron Why not here fest y la cosa no salió bien. Les pasó lo contrario que a la gente del Osa do Mar. No consiguieron transmitir a quién exactamente iba destinado el concierto. A eso hay que añadir algunos fallos de organización de manual que seguramente se heredaron de que, en cierta medida, su organización estuvo, o pretendía estar, teledirigida desde Barcelona. Y no salió bien. No tenían mucho que ver Def con Dos con Mago de Oz o con Loquillo. Todos juntos componían un magma para el que resultaba complicado encontrar un público amplio al que le gustasen todos. Aunque suene algo simplón, eso se ve muy bien en las pintas de la gente. Cualquiera que se plante en el Resu echa un vistazo alrededor y, más o menos, sabe lo que hay. El año pasado en Foz, no. Loquillo atrajo a un buen número de papás con ganas de recordar sus tiempos con el Cadillac Solitario (seguramente sin saber que ya hace años que no la canta en directo) mientras que Mago de Oz se llevó a otra gente completamente distinta. Pero nadie quería saber nada de los otros. 

En el Resu al público le puede gustar más o menos el cartel de un día que el de otro, pero en conjunto todos se reconocen. Sin contar los miles que van por ir y que cada vez son más. Son esos que ni tan siquiera escuchan a quien está tocando, pero no hay que rasgarse las vestiduras. Eso pasa en todos los festivales masivos. Y desde luego el Resu hace ya años que juega en Primera División, eso es innegable. 

El Osa do Mar es una apuesta singular y desde luego esa gente merece todo el crédito del mundo. Apostaron por un estilo musical que en realidad tiene bastantes menos seguidores que los grupos de las diferentes variantes del Metal que acuden al vecino festival de Viveiro. Eso complica mucho las cosas. 

Pero la realidad es que van pasando los años y no solo van aguantando sino que el cartel va mejorando. Esta pasada semana se apuntaron un tanto de los gordos: los nuevos niños mimados del indie, León Benavente, se dejarán caer por Burela. No es una cosa cualquiera. Es uno de esos llamados "supergrupos" porque están formados por componentes destacados de otras bandas. Cuando se juntaron y sacaron el primer disco fue un bombazo tan grande que todo el mundo sospechó que con el segundo iban a pinchar a lo grande. Pero no solo no fue así, sino que consiguieron sacar un disco todavía mejor, que ya es decir. 

Eso les abrió las puertas de recintos más grandes, mejores guitarras y giras más largas. De hecho, hace ya tiempo que andan metidos en la del segundo disco con resultados espectaculares y merecidos. 

Ahora queda ver qué saldrá de todo esto. Y no es algo en plan particular: irá mucha gente al Resu (pues claro) o irá muchísima al Osa do Mar (eso es relativo). La cuestión es si se asentarán y si seguirán. Si los organizadores del Resu aguantarán la presión y seguirán superándose año tras año o acabarán por dejar que alguna empresa se acabe llevando el nombre a alguna otra parte con mejores comunicaciones y, tal vez, en diez años hundan el invento. 

Y si el Osa do Mar conseguirá continuar fluyendo en las turbulentas aguas de la música indie, donde los fans son los que son y por mucho que estires no hay más cera que la que arde. 

Qué sencillo es ahora darse cuenta de lo simple que es la idea del Resurrection: ¡Pues claro! ¡Faltaba un festival de música de ese estilo! Suena como darse cuenta de la importancia de que se inventen los palillos: ¡Pues claro! ¡A todo el mundo se le quedan cosas entre los dientes! Sí, pero nadie supo sacarles tanto partido como James Dean. Ahí está la clave, en tomar una idea obvia y convertirla en algo genial, en un icono. 

Tal vez dentro de unos años León Benavente ya no existan y sean sus sucesores, que ahora estarán en la facultad, los que peguen un salto de alegría cuando les propongan ir a tocar a Burela. 

Mientras tanto no está de más que se apoyen iniciativas como estas. Más allá del Resu, claro, que ahora cuenta con todo tipo de afectos. Se trata de echar una mano a quien lo necesita. Siempre estamos a tiempo de morir de éxito, al menos que les dejen intentarlo.

EL GUSTO: Aquí también tenemos nuestros propios campeones 

AUNQUE NO es lugar este para hazañas deportivas, no se puede dejar pasar la ocasión de reconocer la gran importancia que tiene para la comarca la circunstancia de que Adrián Ben se haya proclamado campeón de España de los 3.000 metros en categoría junior en pista cubierta. Se impuso además a otro lucense. Unas veces se gana, y otras se pierde, lo importante es estar ahí. Qué gran tópico y qué gran verdad. El joven de Viveiro seguro que tendrá en el futuro muchas ocasiones de presumir de ciudad y de llevar su nombre a rincones donde de otra forma seguramente no llegaría.

EL DISGUSTO: Constatamos una realidad que a veces nos cuesta creer 

SI TRAEMOS aquí al alcalde de Burela no es porque haya hecho nada malo, sino por la circunstancia de que contra todo pronóstico resulta que su municipio es, desde un punto de vista estadístico, el que se encuentra más afectado de toda la comarca de A Mariña por la plaga de la polilla guatemalteca que dejará a la gente de por aquí durante dos años sin poder plantar. Se trata de problemón. En Burela el 100% de lo que se genera es para autoconsumo y en pequeñas huertas. Seguro que todos esos vecinos lo van a sentir porque tendrán que ir a buscar al mercado lo que antes tenían a la puerta de casa.

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