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Una carrera por las nubes

Nirmal Purja es un exmilitar que pretende subir los catorce ochomiles en siete meses. El récord anterior es de siete años. Semejante locura tiene un precedente, la de los hermanos Novas, dos gallegos que quisieron hacerlo en un año y se quedaron a medias

nirmal

Nirmal Purja acaba de escalar el Annapurna. No es una noticia extraordinaria que un hombre, menos un nepalí, alcance la cima de un ochomil. Pero Nirmal Purja es noticia porque su victoria en la ‘montaña rota’ es el primer paso de una loca carrera. Ha superado los 8.091 metros del macizo más traidor de todos, el que se queda con más vidas en sus laderas, el de las avalanchas que esperan agazapadas en cada esquina.

Pero no es más que un primer paso.

Nirmal Purja, alpinista nepalí de 34 años, se ha marcado el reto de ascender los catorce ochomiles  del planeta en siete meses, desde el 15 de marzo al 1 de noviembre de 2019, algo que se escapa del himalayismo, que trabaja más bien en años. No hay precedentes de nada similar. Ni de cerca.

El primero en hollar los 14 gigantes fue Reinhold Messner en octubre de 1986. Un año después lo logró el polaco Jerzy Kukuczka en siete años, once meses y catorce días. Fue récord hasta que en 2013 el coreano Kim Chang-Ho completó el reto en siete años, diez meses y seis días. Ahora Purja pretende cambiar años por meses, ¿alpinismo o espectáculo?.

Purja pretende hollar los catorce ochomiles en siete meses. El récord está en siete años

Por supuesto, la apuesta del nepalí tiene truco. Messner, Kukuczka y los que defienden la pureza de este deporte firmaron sus hazañas sin ayuda de oxígeno extra. Purja escalará con botellas a su espalda, se aprovechará de las cuerdas fijadas por las expediciones comerciales que encuentre por el camino y tendrá el apoyo de helicópteros para viajar de la base de una montaña a otra. Su ambicioso reto, denominado ‘Proyecto Posible 14/7’, cuenta con un presupuesto de un millón de euros.

Es la manera que tiene de ver la montaña este exmilitar, que en 2017 alcanzó las cimas del Everest, Lhotse y Makalu en cinco días y el Everest y Lhotse en poco más de diez horas. Purja sirvió durante 16 años en el escuadrón Gurkha, formado por soldados nepalís y que lucha para la corona británica.

Los ingleses lucharon contra ellos a finales del siglo XIX y al terminar el conflicto, después de comprobar en primera persona su fiereza, los ficharon para su ejército. Participaron en la Guerra de las Malvinas, en 1982, y dejaron una estela de fiereza que raya con la fantasía.

En el libro ‘Los chicos de la guerra’, el periodista Daniel Kon cuenta la versión de un soldado argentino: «Los gurkhas parecían completamente drogados. Se mataban entre ellos mismos. Avanzaban gritando, sin apenas protegerse. Eran como robots: un urkha pisaba una mina y volaba por el aire, y el que venía detrás no se preocupaba en lo más mínimo: pasaba por la misma zona sin inmutarse, y a lo mejor también volaba. Parecían no tener instinto de supervivencia. Iban barriendo zonas con sus ametralladoras Mag, que pesan más que un fusil. Si encontraban alguna lata de ración de nuestras provisiones, las abrían por la mitad de un cuchillazo, comían un poco y seguían peleando, siempre gritando. No les interesaba nada, ni siquiera sus propias vidas».

La pasada semana, tras regresar de la cima del Annapurna, se dio la vuelta para rescatar al malasio Wui Kin Chin

Por la sangre de Purja corre ese ímpetu de los gurkhas, esa fiereza, pero eso no le impide respetar los códigos de la montaña. La pasada semana, tras regresar de la cima del Annapurna, se dio la vuelta para comandar una expedición que tenía el objetivo de encontrar al malasio Wui Kin Chin, que se había quedado en sus laderas. Lo encontró con vida y prosiguió con el alocado plan que le tendrá ocupado los siete próximos meses.

La idea de Purja es completar en primavera los ochomiles de su país: Annapurna, Everest, Lhotse, Kangchenjunga, Makalu y Dhaulagiri. En verano viajará a Pakistán para verse las caras con el K2, el Nanga Parbat, el Broad Peak, el Gasherbrum I y el Gasherbrum II. Y otoño será la hora del Shisha Pangma, el  Cho Oyu y el Manaslu.

Purja tiene por delante un reto al que nadie se ha acercado, pero con el que alguien soñó una vez. En 1994, dos hermanos se plantearon hollar los catorce ochomiles, no es siete meses, pero sí en un año. Al contrario que Purja, eran de una tierra en la que ninguna montaña se acerque demasiado al cielo. José Antonio y Jesús Martínez Novas eran y son gallegos, de Vigo, y su aventura se quedó a medias tras alcnzar las cimas de el Dhaulaguiri, el Cho-Oyu, el Broad Peak, el Gasherbroum II y el Hidden Peak.

En 1997, los hermanos Novas se salvaron de milagro tras sufrir un gigantesco alud en el Annapurna, justo donde la semana pasada comenzó el reto de Purja, un alpinista con alma de gurkha.

«Si un hombre dice que no tiene miedo de morir, está mintiendo o es un gurkha», dijo una vez un militar indio. Durante los próximos siete meses, Purja caminará codo a codo con la muerte. De cómo negocie su miedo y dependerá buena parte de su alocada carrera por la azotea del planeta.

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