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Un frío disco duro

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Me asusta un poco cuando Google Photos me envía un trozo de vida que tenía olvidado. Me pregunto si esa máquina tiene derecho a abrir puertas del cerebro que yo creía tapiadas. ¿Quién demonios decide qué imágenes repartir por el mundo adelante? ¿Acaso es consciente del mal o del bien que puede provocar? Leo que nueve de cada diez fotografías que tomamos con dispositivos Android se van a dormir a unos discos duros en Silicon Valley. Cada segundo se almacenan 2,3 millones de imágenes en Google Photos... cada segundo. Y leo también que solo una de cada diez imágenes es vista más de una vez pasado un año de ser tomada. Esos ordenadores lo saben todo de nosotros; es más, saben más que nosotros mismos, que no somos capaces de recordar todo lo que vemos, todo lo que admiramos, todo lo que vivimos. Tanto queremos ver, tanto queremos guardar, tanto queremos que los demás sepan lo que hacemos que nos hemos olvidado de mirar las cosas. Por eso nos asustamos cuando Google Photos nos regala un día que habíamos perdido. Tanta vida queremos abarcar que al final no nos cabe entre las manos y tenemos que almacenarla en un frío disco duro de Silicon Valley.

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