Jake pensaba que tenía un plan sin fisuras, pero cometió un error fatal: dejó entrar en juego a su vanidad. Tenía una novia y una amante... ahora sabe Dios qué le queda. Y todo por no cerrar la boca. Jake entró en una joyería de Montreal con la idea de rizar el rizo en su doble vida y compró dos anillos, uno de 50 dólares y otro de 45. La dependienta le preguntó si quería un recibo regalo o dos y Jake, posiblemente rebosando testosterona, pensó que aquel era un buen momento para impresionar a otra mujer y le confesó que uno era para su novia y el otro, para su amante. Tiempo después, la empleada de la joyería dejó el trabajo y, nada más salir por la puerta, colgó un vídeo en las redes sociales en el que destruía el plan del donjuán canadiense. "Si el nombre de tu novio es Jake y vive en Montreal, acaba de comprar dos anillos, uno para su novia y otro para su amante". Hubo quien criticó la actitud de la exdependienta, advirtiéndole que estaba haciendo algo ilegal. "¿Cómo ilegal? Estoy mejorando la sociedad", respondió. Suena un poco pretencioso, pero en el fondo tiene razón. Incluso cuando se pretende cambiar el mundo entero por algún sitio hay que empezar. ¿Por qué no por desenmascarar a un vanidoso mujeriego canadiense?
