Los chavales de ahora nunca sabrán lo emocionante que era meter la mano en el bolsillo, encontrar una moneda de cinco duros y que la máquina del Tetris estuviese vacía. Vía libre para la batalla. Los dos solos, cara a cara, ajenos a quienes se asomaban para ver la lluvia de piezas deseando tu muerte para poder gastar las 25 pesetas que tenían en la recámara. De tanta lucha llegó un momento en que jugaba partidas en sueños y colocaba fichas por los dibujos de las aceras, pero aun así jamás llegué a pertenecer al grupo de élite, a aquel capaz de sobrevivir en fases que solo conocía como espectador. Llegaban a lugares en los que, de estar yo a los mandos, no habría durado ni un segundo con vida. De nada me hubiese servido ocupar el lugar de aquellos cracks. Fue el momento en que decidí dejarlo. Hay que conocer los límites de uno mismo. Los responsables de la Comunidad de Madrid, por ejemplo, quieren pasar a la fase 1 en el proceso de desescalada mientras que la directora general de Sanidad Pública apuesta por quedarse en la 0. Y, ante esa situación, ha tirado de sensatez: antes de jugar en una fase que le viene grande a la capital ha preferido dimitir. Pero la partida sigue. ¿Quién está a los mandos?
