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Camaradas de la desdicha

Se cumplen 70 años de la tragedia de Superga, en la que perdieron la vida los jugadores del 'Grande Torino', un club perseguido por la tragedia y que desde entonces nunca más caminó en la élite del fútbol italiano. Con quien sí anduvo de la mano fue con el infortunio.

Si hay un Mundial es el de 1950. Tal vez los hubo mejores y seguro peores, pero en ese hubo un Maracanazo, el partido que sobrevuela todos los subconscientes antes de que la pelota empiece a rodar. Que en el fútbol puede pasar de todo se sabe desde aquel 16 de junio de 1950, en el que Uruguay alzó un trofeo que Brasil creía suyo.

AccidentePero la historia de aquel Mundial y la del fútbol mismo pudo haber cambiado si un año antes, el 4 de mayo de 1949, un avión no se hubiese estrellado en la basílica de Superga, la que gobierna la ciudad de Turín. En aquella aeronave viajaba Il Grande Torino, el equipo que dominaba el calcio y que era la base de la selección italiana. Baste decir que diez de sus titulares eran jugadores del conjunto granate.

Italia partía entre las favoritas para el Mundial de 1950, pero después de la tragedia de Superga no fue capaz de meterse en la fase decisiva, en la que estaba en juego el título. Había varias razones. La primera, el equipo perdía mucho sin los jugadores del Torino. La segunda, los convocados llegaron agotados a Brasil después de un largo viaje en barco. Y es que después de lo que pasó en Superga declinaron la opción de subirse a un avión.

Nueve años después, el Manchester United sufrió un accidente similar en Múnich. El equipo inglés regresaba de Belgrado e hizo escala en la capital de Baviera. En medio de una fuerte nevada, el avión fue incapaz de despegar y 23 personas, entre ellas ocho futbolistas, perdieron la vida. El golpe fue tremendo para el equipo inglés, pero solo diez años después levantaba su primera Copa de Europa.

Con el paso de los años, el United se convirtió en el club más existoso de Inglaterra y el más poderoso a nivel económico del mundo. El Torino nunca superó la tragedia de 1949. Antes, había ganado las ligas de 1927-28, 1942-43 (las de 1943-44 y 1944-45 no se disputaron por la II Guerra Mundial), 1945-46, 1946-47, 1947-48 y 1948-49. Por el camino dejó goleadas y registros para la historia, como el de permanecer invicto como local entre 1943 y 1949. Desde el fatal accidente solo ganó una Liga más (1975-76) y fue testigo de excepción de cómo la Juventus, su vecina, se convertía en el mejor equipo de Italia.

La tragedia se produjo por un fallo en el altímetro del aparato. El Torino regresaba de jugar un amistoso en Lisboa ante el Benfica y, tras hacer escala en Barcelona, enfiló hacia la capital del Piamonte. Las condiciones meteorológicas eran malas, con viento, lluvia y nubes bajas. El piloto creyó que estaba a 2.000 metros, pero en realidad volaba a 600. Cuando se preparaba para el aterrizaje, se estrelló contra la parte posterior del terraplén de la basílica de Superga.

Aquella Liga fue un regalo de esos que el fútbol hace de vez en cuando a los que parten como víctimas

El impacto fue brutal. Fallecieron las 31 personas que viajaban en el avión, entre ellas 18 jugadores. Solo quedaron restos del aparato, algunas maletas y objetos personales de los futbolistas, que ahora forman parte del Museo del Grande Torino y de la Leyenda Granata.

Italia entera entró en estado de shock y al entierro acudió medio millón de personas. El River Plate de Di Stéfano, Labruna y Carrizo se ofreció para jugar un amistoso a beneficio de los familiares y solo 22 días después del accidente se enfrentó a un combinado de la Liga italiana, abarrotando las gradas del estadio que había disfrutado del mejor Torino de la historia.

La sequía del equipo granate en la Liga italiana solo se rompió en la temporada 1975-76, cuando aprovechó una serie de tropiezos de la Juventus para alzarse con el título. Fue un regalo de esos que el fútbol hace de vez en cuando a los que parten como víctimas, como el Maracanazo antes citado.

Aquello fue un oasis en un desierto de desgracias, las de un Torino que vive a la sombra de los grandes del fútbol italiano. Fatalidades de todo tipo, pero ninguna tan trágica como la de Superga y ninguna tan surrealista como la de Gigi Meroni. Sucedió en 1967, cuando el Torino luchaba por regresar a la aristocracia del Calcio. Contaba con un buen equipo en el que sobresalía Meroni, el George Best italiano, un fenómeno dentro y fuera del campo que había devuelto la ilusión a la sufrida hinchada granate.

Era un jugador de esos que traspasan los límites del terreno de juego, amigo de la noche, amante de los Beatles... una bandera a la que agarrarse. Se acababa de jugar la cuarta jornada y el Torino marchaba líder. Meroni se dirigía al hotel de concentración cuando un coche se lo llevó por delante. Horas después moría en un hospital. El conductor de aquel vehículo era Attilio Romero, un joven fanático del Torino que tenía la habitación repleta de pósters de Gigi Meroni.

En una pirueta del destino, Attilio Romero se convertiría en 2003 en presidente del Torino, un club al que la tragedia no tiene ningún respeto. Se diría incluso que le gusta jugar con él. ¿Saben cómo se llamaba el piloto del avión que se estrelló en Superga? Gigi Meroni, Lo dicho, ni pizca de respeto.

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