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Los Calvos de Randín

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A la edad en que los grupos se separan porque uno de sus músicos muere por sobredosis empecé a tocar en uno sin más pretensión que juntarme con un par de colegas para hacer ruido. No necesitamos ni nombre, pero los amigos nos forzaron a ponerle uno, así que sin pensarlo, empujado por la alopecia que impera en los tres miembros de la banda, y siguiendo la estela de bandas como Boston, Asia, Chicago, Europe o Kansas propuse llamarnos Calvos de Randín. Por entonces solo sabía que era un concello de Ourense, pero con el tiempo descubrí que es de las pocas manchas rojas que resisten al baltarismo y que es el lugar más frío de Galicia; la nevera de la fábrica de neveras. A veces pienso que si tocásemos bien y tuviésemos intención de vivir de la música no nos habríamos puesto ese nombre. Buscaríamos algo más moderno y actuaríamos con gorras o incluso después de un viaje a Estambul, pero como no nos ve nadie lo gritamos sin vergüenza a los cuatro vientos. Al tal Jake Angeli le pasa algo parecido. En casa y con los amigos luce su alopecia sin complejos, pero para asaltar el Capitolio en Washington se disfraza de bisonte. Ya ven, delante de las cámaras, antes que calvo es mejor quedar como cornudo.

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