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Asomado a la ventana

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Camino por mi calle; que ya no lo es, pero sí. Me pasa como con ‘el Papa’, que siempre será Juan Pablo; o como con ‘el Rey’, que siempre será Juan Carlos. El correr del tiempo es el que determina quién es quién para cada uno. Mi calle no es la misma por la que subía con la mochila llena de libros, ni por la que bajaba a toda velocidad pensando en la merienda. Ha desaparecido un cine y han cambiado algunas fachadas; las que siguen igual me parecen ahora mucho más bonitas. Hay una casa que resiste entre edificios; una casa con la forma que tienen las casas que dibujan los niños. Es como una isla. De niño pensaba que sería cuestión de tiempo que desapareciese. Imaginaba que años atrás era una entre muchas, pero que sus iguales se habían transformado en edificios de pisos, que habían crecido, evolucionado. Esta resiste en pie. Yo vivía en el tercer piso de un inmueble que ha cambiado mucho, se ha modernizado. Desde la calle se ve mi habitación. Ya sé que ya no es mía, pero me pasa como con el rey, el papa o mi calle. A lo mejor es más mía que de quien allí vive ahora. Me voy. No volveré a pasar por aquí hasta dentro de mucho. Cuando lo haga volveré a mirar por si estoy asomado a la ventana.

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