Blogue | El periscopio

Un camino por descubrir

La denominación Ribeira Sacra se lanza a experimentar con rosados y otras variedades


LA PREGUNTA que cabría hacerse es si en el mundo del vino hay que innovar o seguir los cánones existentes desde hace siglos y que solo han cambiado en los aspectos técnicos. La respuesta, por mucho que les duela a los gurús de la vinicultura, la tienen los consumidores. El mercado es el que marca tendencias, además de tener claro que esto es un negocio aunque algunos quieran ponerle la etiqueta de arte.

Sí, el mercado es el que manda. En este sentido se puede poner como ejemplo la apuesta hecha por cinco jóvenes, veinteañeros ellos, para buscar un producto único y a la vez llamativo, decidiéndose por elaborar un vino de color azul. Su propuesta ha causado cierto revuelo entre los bodegueros tradicionales, que lo han calificado de blasfemia, ruptura de un producto sagrado e incluso de terrible invención.

Los inventores del vino azul han logrado en menos de un año desde su lanzamiento vender más de 70.000 botellas y estar presentes en más de 400 negocios. A nivel nacional, la creación se ofrece en la mayor vinoteca del mundo, internet.

Usan uva tinta y blanca y añaden dos pigmentos orgánicos, uno que incluso se encuentra en la propia piel de la uva tinta. Logran, dicen, un producto suave, dulce y fácil de beber. Deben haberlo logrado, pues las ventas están ahí, casi espectaculares, como la imagen de las botellas y su precio, diez euros la unidad.

Al carro de la innovación se ha subido la denominación de origen Ribeira Sacra. Casi 25 años desde su nacimiento, sus gestores han acordado dar un paso adelante. Ya no se harán únicamente tintos con uva mencía y blancos con godello y albariño. El consejo ha decidido abrir la puerta a la elaboración de vinos rosados, cada vez más demandados por los consumidores. En Ribeira Sacra lo saben y por eso han apostado por este nuevo camino, que seguro saldrá bien porque la zona está llena de excelentes profesionales.

También se ha decidido experimentar con otras variedades y usar diferentes técnicas para envejecer ligeramente los caldos.

Resumiendo, se han dado cuenta de que no pueden quedarse anclados en el pasado, en lo que se hacía un cuarto de siglo atrás, de ahí esa apuesta por la experimentación, como en su día hizo Adegas Moure en O Saviñao, cuando sacó el primer mencía envejecido de la denominación y a algunos les parecía, como en el caso del vino azul, una especie de blasfemia. Hoy son numerosas las bodegas que siguieron aquel sendero marcado por la familia Moure y que le ha dado un valor añadido a los Ribeira Sacra. Se trata de caldos muy aplaudidos por los expertos y que figuran en lo más alto de los catálogos que anualmente sacan los catadores de mayor prestigio.

Si la denominación de origen gozaba y goza de buena salud -ahí están los datos de producción y venta- lo lógico es esperar que este camino de la experimentación que se ha acordado emprender conlleve un rejuvenecimiento del sector, que le dé más vitalidad.

Seguro que todo saldrá bien pues, como decía antes, viticultores y bodegueros han apostado siempre por primar la calidad sobre la cantidad y, señores, ha sido algo que ha funcionado a la perfección, tanto que nuestros caldos se pueden ya encontrar en los restaurantes y vinotecas más importantes del mundo, algo que se ha conseguido, ganado, poco a poco, con tesón, con esfuerzo y con un muy buen hacer.

Apuesto a que los rosados y los caldos que se hagan con otras uvas preferentes que no sea la mencía también encontrarán su nicho de mercado.

Estaremos atentos a estos, en el mejor sentido de la palabra, experimentos. Seguro que en el año 2017 probaremos un rosadito y alguna que otra sorpresa más que prepararán con todo su cariño los profesionales de la denominación de origen Ribeira Sacra por su 20 cumpelaños.

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