SE HACE DIFÍCIL analizar cómo se llega a esta promoción de ascenso sin recurrir a tópicos. Nada mejor que una canción, y la que me viene a la cabeza es The winner takes it all’ (Super Trouper, 1980), de Abba. "No quiero hablar sobre las cosas que hemos pasado, aunque me está lastimando, ahora es historia, he jugado todas mis cartas", dice. Hoy jugamos el último partido de la temporada en casa. Una afición épica y resiliente como esta merecía el premio del ascenso en el Pazo, pero la irregularidad del equipo desde que comenzó la segunda fase lo ha impedido.
Duele ver traducida en pérdida del factor cancha la diferencia de puntos habida entre los marcadores del partido de ida y de vuelta con Granada. ¡Qué distinto sería todo pudiendo ascender ganando solo en casa! Duele también ver claramente con antelación dónde vas a tropezar, y hacerlo sin remedio.
No sé si el problema es que no hay manta para más, o que no se estira correctamente; no es, en cualquier caso, momento de analizarlo. El único camino existente pasa por pelear en casa para volver a pelear fuera. Apuesto por ganar incluso solventemente hoy, y también apuesto desde ya por ganar el próximo domingo en Granada.
Este equipo se crece ante su público, pero se empequeñece fuera, encajando parciales difícilmente enmendables, eso es cierto, pero también es cierto que es complicado repetir otro partido tan desafortunado en Granada.
A eso hay que agarrarse. Son solo dos victorias ante un equipo que no es superior al nuestro, y no olvidemos que en una final, la gestión de los nervios se multiplica en los contendientes y cotizan al alza los veteranos y los aguerridos. Si hay un partido aún más importante que el de hoy, ese es el del domingo. Y si este equipo resuelve sus dudas, y vuelve a creer en sí mismo como hizo en momentos de la primera fase, puede ganar en cualquier cancha, por supuesto en la andaluza.
Si el precio que hay que pagar por ascender en un año extraño, en que lo telemático dominó nuestro día a día, es hacerlo también telemáticamente, sin presencialidad, ese precio se paga con gusto. En cualquier caso, como dice la canción, "el ganador se lo lleva todo, el perdedor es pequeño al lado de la victoria, es su destino". Pase lo que pase, no lo dudemos, y esto es lo más importante, el año que viene, más.
