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Tormentas eléctricas

Desde la nueva tarifa hasta una eólica marina de difícil encaje en Galicia, todos son cambios
Artículo Tormentas eléctricas, de Julián Rodríguez (05.06.21)

LA FORMA de consumir energía en este país también inicia su particular transición, por muchos memes que esta semana hayamos recibido en el móvil. Bajo la piel, para llegar a la pulpa, de forma sintética se podría decir que el cambio en la forma de producir electricidad en cuanto al origen de las fuentes (adiós al carbón y combustibles fósiles, bienvenida más renovable) sigue el mismo camino de un tendido desde la alta a la baja tensión y llega ahora al consumidor final, cuyo rol en este nuevo escenario pasa por la eficiencia y el ahorro energético. Todo eso es lo que subyace bajo la nueva factura de la luz.Cierto que puede resultar un despropósito incentivar que alguien planche de madrugada, por barato que sea con los tres tramos en los que ahora se divide una tarifa más simplificada, pero ya no parece tan descabellado pensar en programar lavadora o lavavajillas para esas horas valle, por la noche, franja más barata. Y no hablemos de recargar un coche eléctrico, cuando se generalicen, que todo se andará. Para paradojas, basta repasar cómo se reparten los consumidores dentro de la tarifa regulada actualmente y los que ya están sujetos a la discriminación horaria, que se cuentan por millones en este país. En fin.

Pero esto va de tormentas eléctricas, que nunca son perfectas. De vientos de cambio que soplan con fuerza. Sin ir más lejos, esta misma semana dos han sido las otras grandes novedades normativas. Una, el recorte a la retribución de energías como la nuclear o a hidráulica para frenar la escalada del recibo de la luz, que tiene relativamente poco que ver con ellas, ya que se deriva de los altos precios de los derechos de emisión de CO2. La UE convirtió hace ya algunos años los derechos de emisión de gases de efecto invernadero en un activo, que se intercambia por tonelada en un mercado, y al final ha sido pasto de la especulación. Mucho ruido habrá en este asunto. Sin embargo, más desapercibido, aunque no menos trascendente, puede resultar el proyecto de ley por el que se crea el Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico.

En Galicia se libra una batalla bien distinta. Y hasta cierto punto silenciosa. Un ejemplo es la eólica marina flotante, una tecnología que nada tiene que ver con la vigente cuando el Parlamento gallego vetó por unanimidad su implantación, por su impacto en la costa y en la pesca. ¿Por qué Iberdrola, uno de los líderes, anuncia ahora que comienza a tramitar dos megaparques marinos a unos cuantos kilómetros de San Cibrao y, presumiblemente, de Langosteira? Pues tiene mucho que ver con las prisas. Y con la capacidad de evacuación a la red del sistema en Galicia. Con el cierre de las centrales de As Pontes y Meirama, se libera una capacidad de suministro de 2.000 megavatios de potencia. Solo la central de Endesa tiene 1.100 megavatios. La evacuación a la red es clave para las compañías a la hora de hacer planes. Y, por su capacidad, las líneas de San Cibrao a As Pontes y de Sabón a Meirama resultan auténticas autopistas de conexión y salida a la Meseta. De ahí las ubicaciones que ha elegido Iberdrola.

Pero en esto de la eólica marina hay tantas lagunas normativas como ganas por parte de las empresas. Por ejemplo, ¿qué hay del dominio público marítimo-terrestre? ¿Hará falta una concesión para ocupar privativamente con un parque eólico bienes que son de todos, como las aguas costeras? Todo son incógnitas. Por tanto,  mucha  calma  con esto de la eólica marina.

Y la batalla sigue. Esos 2.000 megavatios de capacidad de evacuación que quedan libres con el fin de las térmicas es lo que propicia lo que muchos llaman ya un nuevo boom eólico.

Lo haya finalmente o no, lo cierto que es será necesario pasar por un particular filtro administrativo, y llegará en breve. En julio. Y es que hay nuevo mecanismo de acceso a las redes de transporte y distribución de energía eléctrica para las renovables. Se trata de un singular concurso que establece un orden de prelación temporal para dar los derechos de acceso. Básicamente, el primero que llegue. Sin embargo, hay algunas excepciones. En cualquier caso, con sus planes eólicos, Endesa deberá pujar en un mes por esos derechos que quedan libres en As Pontes.

Todo abierto, pues. Lástima que tres grupos (Iberdrola, Acciona y Endesa, por ese orden) gestionen 1.675 de los 3.849 megavatios de potencia eólica que tiene actualmente Galicia. ¿Cambiará esto algún día?

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