EL RELATO que nos ofrecen los números no deja demasiado margen para el debate. El puerto de Leixoes, en Oporto, mueve tradicionalmente el doble de contenedores que todos los puertos gallegos juntos. Y Sá Carneiro, su aeropuerto, también: más del doble de pasajeros que la suma de los tres aeropuertos gallegos. Las relaciones entre Portugal y Galicia, siempre envueltas en tópicos, se miden actualmente por el baremo de los desequilibrios. Sobre el tapete de la Eurorregión Galicia-Norte de Portugal, cuando se le pregunta a un empresario luso por esa asimetría, la respuesta es rápida y relevadora: lo que sucede es que Sá Carneiro es el aeropuerto de la Eurorregión, resume con naturalidad. Otra cosa bien distinta es que en Galicia queramos verlo o admitirlo.
En el país vecino tenemos toda una referencia también en términos macro. Esta misma semana, la Comisión Europea ha revisado las previsiones tanto de crecimiento como de inflación para este año para los socios comunitarios. Y esas estimaciones colocan a Portugal con un crecimiento del 5,8%, el mayor de toda la Unión Europea, y tres décimas por encima de la estimación de febrero, y revisan al alza la inflación hasta llegar al 4,4%, la más baja del bloque comunitario para el vecino luso. Portugal, con ese 5,8%, Irlanda (5,4%), Malta (4,2%), España (4%), Austria (3,9%) y Eslovenia y Polonia (3,7%) serán los socios europeos que más crecerán este año. Portugal, por ejemplo, ya ha recuperado el nivel de empleo previo a la pandemia. La tasa de paro se situó al cierre de 2021 en el 6,6%, prácticamente la mitad que en Galicia y muy por debajo de la que presenta España.
Toda esta realidad viene a ser el marco sobre el que se componen unas relaciones que han sido analizadas por los Cadernos de Cooperación do Eixo Atlántico, que ha vuelto a publicar su informe socioeconómico anual de la mano de su director, Xoán Vázquez Mao. El análisis ha sido realizado a cuatro manos por Fernando González Laxe y Adriano Fidalgo de Sousa, que se detienen en la Región Norte de Portugal, la potencia económica lusa, no hay que olvidarlo. Aluden a similitudes, pero también a singularidades.
Y es que, por tamaño, hablamos de economías muy similares. El producto interior bruto gallego asciende a 59.105 millones de euros, dato comparable del 2020; representando el 5,3% del total español. El PIB del Norte de Portugal es ligeramente superior en dicho año, al situarse en 60.328 millones. Más de la mitad del mismo (el 54%) lo aporta el área metropolitana de Oporto.
La Región Norte de Portugal contaba en 2021 con un total de 3.566.374 habitantes, equivalentes al 34,6% de su país. Galicia, a distancia, tiene una población censada de 2.695.645 personas, el 5,7% del total español y constatando un descenso evidente. Todas las provincias gallegas pierden población y el peso de Galicia respecto a España es decreciente. El norte luso también envejece y pierde población en el último año. En eso hay claras similitudes. Sin embargo, también es en la estructura de población donde saltan las diferencias. Un dato lo dice todo: el norte luso tiene 22 ciudades con poblaciones mayores de 50.000 habitantes, por tan solo siete municipios en Galicia, que sobrepasan a esa cota, lo que evidencia una fuerte dispersión geográfica de este lado.
El estudio de González Laxe y Fidalgo de Sousa también muestra otras diferencias cualitativas. Una de ellas, determinante, es la innovación. El propio análisis socioeconómico do Eixo Atlántico dedica un apartado a analizar los indicadores de desarrollo tecnológico. Entre otras conclusiones, los autores destacan que los factores de resiliencia de la economía gallega son más débiles debido, por ejemplo, a la baja productividad, a la menor innovación tecnológica y al tamaño de las empresas, aspectos que condicionan los procesos de inserción, posicionamiento y competitividad de las ramas productivas y de servicios.
Portugal semeja cada vez más lejos, pese a todo esfuerzo desde Galicia por caminar unidos.
