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Repoblar el planeta

ES DOMINGO, así que no madrugo. El resto de los días tampoco, pero hoy menos. Pese a todo, estoy bastante satisfecho. Leo en El Progreso los consejos de una experta sobre ‘Cómo sobrellevar el confinamiento en familia’: no solo los llevamos aplicando de manera intuitiva desde hace días sino que nos ha dado tiempo a incumplirlos en su práctica totalidad. Somos ya semiprofesionales, como quien dice.

Por ejemplo, con lo del ejercicio. Sí, he vuelto al pilates, con las ganas y el empuje que imaginan. Salvo María, que tira de nosotros con el espíritu de Eder Sarabia, el resto de la familia sería la vergüenza de Javier Tebas: si por nosotros fuera, la Liga no se reanudaría hasta diciembre, justo a tiempo para el parón de Navidad. Nuestros entrenamientos tienen la continuidad y la intensidad de los del Real Madrid de gira de pretemporada por China.

Hoy estaba en el vermú Pepa, que trabaja en banca y mira las cosas de otra manera. Llevan un montón de días sin saber qué responder a sus clientes sobre las líneas de crédito anunciadas por el Gobierno para facilitar liquidez a las empresas porque no han desarrollado normativas ni directrices. 120.000 millones no son nada si no se pueden mover.

exprimidor

En el campamento hemos tenido un problema logístico, se ha estropeado el exprimidor. En estos momentos se echa en falta un Tele-MacGyver. Es un aparato que debe de llevar cumpliendo mili en casa como veinticinco años, así que muy complicado por dentro no debe ser, por lo que decido desmontarlo yo. Total, ¿si un exagente de la CIA puede hacerlo, por qué no un exalumno de la EGB que cortó tablerillos con pelos de sierra superfinos en clase de Pretecnología?

Como sospechaba, al final era lo de todos los capítulos de MacGyver, cuestión de acertar con el color de los cables. De tanto recogerlo y forzarlo, uno se había ido pelando y rompiendo. Empalmo cada uno de los cables con el de su color, pongo cinta aislante, lo vuelvo a montar y muestro el exprimidor a la familia como si hubiera construido una bomba termonuclear con tres pinzas para el pelo, un brick de leche y dos pilas.

Era solo un cable, pero acabo con la sensación de estar capacitado incluso para repoblar el planeta si fuera necesario. Tranquilidad, es solo una posibilidad remota.