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Desescalada

ES UN ESTAR raro este en el que estamos. Yo me había acomodado al de antes, que no era el mejor de los imaginables, pero tampoco el peor de los posibles: un diario que se hacía todos los días, un confinamiento en el que estaba confinado, una cuarentena sin más horizonte que una curva aplanada, un día más que se suponía un día menos. Pero ahora, en apenas, un suspiro, ¿en qué se ha convertido todo esto? ¿Estamos confinados o desescalados? ¿Cada cuánto se debe escribir en un diario para que siga siendo un diario? ¿Por qué es Jorge Javier Vázquez el nuevo líder de la izquierda? ¿Sirve para algo un test masivo? ¿Se puede ver el horizonte con una mascarilla?

No sabía que eran tan incómodas las mascarillas. Me va a costar acostumbrarme, y eso que ya me había hecho a la idea de usar esas full equipe con filtro antitodo cuando nos dejaran volver a la vida, porque no andan mis pulmones para desafíos. Ayer Irene y yo nos pusimos unas de las normales para salir por primera vez después de casi 40 días. No habíamos andado ni doscientos metros de adarve cuando ya las llevábamos colgando del cuello.

Tampoco es que hubiera mayor peligro. Eran alrededor de las cinco de la tarde, porque por mucho que fuera el primer día que dejaban salir a los niños a mí la pereza no me la desescala ni Fernando Simón, y menos un domingo. A esa hora y en Lugo, de las imágenes apocalípticas que había visto en las redes sociales, nada. Todos los adultos y niños con los que nos cruzamos guardaban las medidas de seguridad sin mayores problemas y disfrutaban de su rato al aire libre bien a gusto.

adarve

Me llamó la atención que con buena parte de los padres y madres con los que nos cruzamos intercambié saludos pese a no conocernos de nada, con unas sonrisas que lo decían todo.
Completamos el adarve sin prisa y con menos ansiedad, tanto en ella como en mí, de la que suponía, disfrutando del momento. Irene tuvo además la suerte de que nos cruzamos con Aitana, una de sus grandes amigas, y pudo estar un rato sentada con ella hablando. Acababan de hacerlo por videoconferencia, lo hacen durante horas, pero no es lo mismo. Les dolió no acercarse, no tocarse, no abrazarse, pero no hicieron de ello ningún drama. Quién nos diera aprender de los niños. A ver si hay suerte y hoy me desescala otro rato.

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