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El colapso del bipartidismo

Frente al 90% de los escaños que han logrado los dos grandes partidos en Galicia desde 1977, las encuestas señalan un escenario inédito, de sólo el 65%

Desde 1977 Galicia ha enviado al Congreso 281 diputados, de los que 253 formaban parte de los dos mayores partidos españoles, es decir UCD y PSOE hasta 1979 y PP y PSOE a partir de 1982. En las 11 elecciones generales celebradas hasta ahora, el bipartidismo se ha hecho en territorio gallego con el 90% de los escaños en juego, frente al 85% de la media española. Sólo 28 diputados no pertenecían a las dos formaciones dominantes, aunque varios de ellos, como los 5 de UCD en 1982 o los 4 populares de 1977 y 1979, pertenecían a la fuerza pequeña de la derecha española. Y en 1993, justo antes de que el BNG irrumpiese en la Carrera de San Jerónimo, los dos grandes partidos lograron todos los escaños en Galicia.

El imperfecto y hasta bastante relativo bipartidismo gallego ha tenido en las generales su espacio más propicio, porque en ellas el peso del nacionalismo ha sido menor mientras resultaba mayor la fuerza que alcanzaba el PSdeG, hasta el punto de ganar en la provincia de A Coruña en los 80 y acercarse mucho al PP en el total gallego en el 2008. Ahora el PSdeG no para de hacer méritos para perforar su suelo de los 6 diputados que obtuvo en 2011 y bajar más, aunque no sea fácil.



Ciudadanos se hace el muerto en Galicia, con la innovación de candidatos no imputados que huyen de la prensa

El próximo domingo el bipartidismo no desaparecerá, pero sí puede entrar en colapso, pese a las enormes ventajas que ofrece el sistema electoral que en las generales es aún más favorable para los dos grandes, sobre todo para el PP, que en las autonómicas. Las encuestas señalan que puede haber hasta 8 escaños de otras fuerzas. Según la del CIS y alguna otra la Marea podría llegar a 6 y Ciudadanos tendría 2. Hay alguna que le da menos diputados a la Marea y más a los de Rivera, mientras son muy escasas las que otorgan un parlamentario a Nós, la nueva marca del BNG. El bipartidismo, entendido como la suma de PP y PSOE, se podría quedar en 15 diputados, el 65% de los 23 que elige Galicia.

La Marea hace la campaña de la euforia, amplificada por el truco de organizar actos en sitios con no mucho aforo, en los que pueden quedar cientos de personas fuera, como pasó en el mitin de Errejón en Vigo. La campaña de Ciudadanos en Galicia se basa en lo que en la política portuguesa se llama “fazer de morto”, es decir hacer lo menos posible, o incluso nada, para evitar meter la pata.

Mientras espera por el mitin de Rivera en Santiago, su partido lleva esa táctica hasta el último extremo, quizá espoleado por el ridículo de su cabeza de lista coruñés en V Televisión, cuando fue incapaz de desgranar sus propuestas para Galicia. Ciudadanos innova mucho. En la vieja política los candidatos perseguían a la prensa en campaña. La prensa persigue ahora a los aspirantes de C’s, que huyen de los focos como haría un imputado a la puerta de un juzgado. El vacío del partido naranja es el mejor espejo de la podredumbre del sistema, que ha generado una alternativa así de peculiar, fruto de maniobras mediáticas y del colosal desgaste de Rajoy que, por lo menos hasta ahora, le impide recoger los frutos de su apuesta por tensionar al máximo el conflicto catalán, lo que alimenta a Rivera.

 

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